ECHAN
AL DEMONIO DE LA CASA DEL
SOL. QUEMAN LA PEÑA BLANCA ADONDE
ERA ADORADO. DESTIERRA EL INCA AL PADRE
FRAY MARCOS. LOS CATÓLICOS TRAEN
CANTIDAD DE ORO A LOS RELIGIOSOS. EL
PADRE FRAY DIEGO RUIZ SE OCUPA EN CURAR INDIOS ADVENEDIZOS.
Luego que
llegaron a Puquiera los siervos de Dios, concurrieron muchos indios de
diferentes pueblos; unos lloraban las muertes que en sus familias y parientes
había hecho el demonio, que residía en la piedra blanca de la Casa del Sol[1]*,
otros se quejaban de los espantos, miedos
y daños que hacía en sus ganados y sembrados, por haberse hecho cristianos. Todos aquellos nuevos católicos estaban
alborotados y como eran gente de poco ánimo rendidos a estos males, se
mostraban tibios y flacos en la fe, pidieron a los religiosos que los
consolasen echando de allí a aquel demonio,
y que los librasen de perseguidor tan formidable, y dañoso, pues el Dios en que
les habían enseñado a creer, era poderoso para ellos y así cesaría el miedo en
los indios rústicos y bárbaros para no volver a la idolatría,
porque aquel ídolo les enseñaba, que el
sólo había de ser adorado, porque era el sol que todo lo cría; que la ley de
Jesucristo, nuestro Salvador era engañosa y sus sacerdotes y ministros
embusteros. Con estas persuasiones había
algunos que se mostraban arrepentidos de haberse bautizado huyendo de la
Iglesia y muchos del Bautismo y doctrinas. Considerando los siervos de Dios que
este empeño era crédito de la fe, gloria de la verdad evangélica contra la falsedad
de la idolatría, comunicaron sus
deseos con Dios, presentándole los conflictos que padecía su honra, pidiéronle
no permitiese que el enemigo le baldonase entre aquellos gentiles; y con grande
espíritu, llenos de confianza del Cielo, hicieron juntar todos los indios de
aquel pueblo y todos los de Puquiera, publicando a voz de pregonero, que para
día señalado, se juntasen todos los indios e indias en la Iglesia y plazas, y
que cada uno llevase un leño porque había de quemar al demonio
que los engañaba y afligía. Paréceme que Dios les había asegurados a sus
siervos el cumplimiento de sus ruegos, fue innumerable la multitud de gente que
concurrió aquel día. Los católicos
verdaderos iban gozosos de ver castigar al demonio,
lo que en sí y en sus familias habían recibido daño, contentos de la venganza;
los tibios y poco firmes en la fe, llevávalos el ver lo que resultaba del
incendio, los hechiceros
salían a la pelea entre Cristo y el ídolo;
y casi todos a ver la novedad. Salieron
los dos religiosos y en cada uno el espíritu de Elías, llevando a aquella multitud para que fuesen testigos de la
victoria.
Ya dijimos
como este ídolo estaba en el paraje de Chuquipalpa, junto a Vircos en la casa y
templo del sol[2],
demonio que daba respuestas sobre una piedra o peña blanca y varias veces se
mostraba visible, la peña estaba
sobre un manantial de agua, la cual veneraban como cosa divina. Era este demonio cruelísimo, pues si algún día lo
dejaban de venerar, los mataba, hería y
hacía notables daños y horribles asombros; y así le temían todos por lo que
de muy lejos le venían a ofrecer
sacrificios.
Llegaron
nuestros religiosos con el estandarte de la Cruz, hicieron su devota oración
mandando a todos con verdadera fe rezasen las oraciones. Cercaron la piedra y casa del sol, exorcizaron el sitio, pusieron leña
alrededor, execraron al ídolo,
baldonaron al demonio,
mandáronle que la dejase y no volviese más a aquella tierra. Invocaron a Cristo
y a su Madre Santísima, pusieron fuego a la leña diciendo:
"Ahora veréis quién
es el que os engañaba,
cuán pocas fuerzas tiene, y como no hay otro
Dios, sino
el que confiesan los cristianos".
Salió el demonio huyendo con tanto ruido que hacía estremecer los
montes, quemáronle su templo y piedra, y quedaron los católicos firmes
en la fe, y de los idólatras se convirtieron muchos. Publicóse el caso en toda
la comarca y demonio nunca más volvió a
la piedra y desamparó a aquella provincia; luego que supo el Inca y su mujer el
incendio del ídolo y destierro de su dios, sintiendo los lamentos que hacían sus hechiceros
por ver tan gloriosos a los católicos y tan abatido el partido de la idolatría, se vinieron a toda prisa al pueblo
de Puquiera. Sus capitanes venían enfurecidos, determinados de alcanzar a los
dos religiosos; llegaron al pueblo y queriendo ejecutar su rabia, lo dispuso
Dios Nuestro Señor de otra manera, porque salió decreto de aquella junta que el
Padre Fray Diego Ortiz, se fuese a
su Iglesia de Guarancalla y el Padre
Fray Marcos saliese desterrado con pena y amenaza que si volvía más a
aquella provincia le quitarían la vida.
Notificada esta sentencia, obedecieron los religiosos y habiéndoles
traído los indios mucha cantidad de oro, no habiendo querido en otras ocasiones
admitir ninguna dádiva, en ésta recibieron alguna cosa para vasos del
Altar.
Entraron los Capitanes del Inca
armados, sacaron al Padre Fray Marcos
y con afrentas y malos tratamientos le llevaron a Oyara, cerca del Cuzco y de
allí continuó su destierro. El Padre Fray Diego fue a pedir licencia al Inca,
para irse a su Doctrina, pero no se la quiso dar diciendo que le quería tener
consigo, que le amaba como a padre y que con el destierro de su compañero se
había desenojado, que su indignación era porque azotaba a los niños. Con esto
quería el vil apóstata dar a entender, no nacían sus rabias de que los
religiosos reprendía sus vicios. Quedóse
el bendito Padre Fray Diego en Puquiera, llegó su compañero al Cuzco,
desterrado por la fe y refirió todo a su Prelado. El apóstata Inca hacía grandes demostraciones
de amor con el bendito Padre Fray Diego, al cual las admitía, por continuar su
predicación; quien dióse no sólo a curar almas, mas también a ser enfermero de
aquellos indios, no huyendo del más asqueroso, ni excusándose de tratar al que
amenazaba con contagio o peste. Venían
indios de la tierra adentro a negocios con el Inca, otros desde más de
doscientas leguas a traer los tributos, enfermaban muchos por venir de tierras
frías a montañas cálidas. Era tanta la asistencia y caridad que con ellos tenía
nuestro bendito Fray Diego, que los curaba guisándoles la comida, buscábales
los remedios; de unos echaba demonios, de otros cegueras, y según declararon
estos indios, estábase con ellos muy despacio, catequizándolos en la fe,
abominando sus idolatrías, consolándolos en sus tristezas, siendo intercesor
para sus despachos. Ejercitó esta ocupación más de un año, curando los cuerpos
de estos indios para ganar sus almas; con que alcanzó de ellos, que si del todo
no salían de la infidelidad, quedaban con amor y cariño a los católicos,
haciéndose pregoneros de sus alabanzas : contaban a los demás los misterios de
la fe, que les había enseñado, los daños que traían, los vicios e idolatrías;
el fruto que de esto se siguió, veremos adelante. El religioso ministro acudía a adoctrinar
ambos pueblos, no parando un punto en visitar sus dos iglesias acudiéndoles con
Doctrina y limosnas. Viendo el bendito
padre, que el Inca era bautizado y que tenías muchas mujeres a uso de idolatra,
le amonestó que las dejase y cohabitase con su primera esposa, y como le viese
contumaz, aumentaba la reprensión. Doña
Angelina, que era la más querida, aunque había otra con este nombre, aborrecía
de muerte al predicador apostólico; y porque predicaba contras las
abominaciones de sus capitanes y caciques, eran sus capitales enemigos,
descubrieron el veneno, declararon el odio, obligando a los indios bautizados,
a que dejasen la fe y volviesen a la adoración de los ídolos, obligábanlos a
que sacrificasen criaturas, degollando a sus hijos, para que desenojasen a los
dioses. Esto causó gran sentimiento a
nuestro Fray Diego, cargó la mano en la crueldad de las muertes de tantos
inocentes niños, afeaba la tiranía de forzar a los católicos a que desafíen la
fe, las sensualidades y torpezas del Inca; estimaba en poco sus favores, y no
temiendo la indignación de la Coya Doña Angelina, predicaba contra sus
idolatrías, por cuya causa los demonios levantaron nubes y borrascas contra el
siervo de Dios. Sucedió que un día entró
en la provincia de Vilcabamba un español, llamado Romero, el cual entendía
mucho de metales y era gran minero, pidió licencia al Inca para buscar oro y
plata, alcanzó la licencia, descubrió ricas vetas y en pocos días sacó cantidad
de oro y plata.
Parecióle a Romero que
llevando al Inca la plata y oro que había sacado, le lisonjeaba para que le
diese nueva licencia. El Inca luego que
vio el oro, consideró que había de ser la causa de solicitar codiciosos y traer
los españoles a millones, con que perdería a aquella Provincia.
Mandó a matar al español, quien quiso
defenderse, pero no halló piedad en el Inca.
Súpolo el padre Fr. Diego y lleno de caridad, le buscó en su Palacio por
ver si le podía alcanzar perdón, o confesar al desdichado, para que no perdiese
el alma ya que perdía la vida.
Avisaron
al Emperador de que a todo correr venía el Padre Fray Diego y conociendo su
intento, le envió a decir que se volviese a su Iglesia y le dejase matar a
aquel hombre; porque si le molestaba con ruegos, también a él le quitaría la
vida. El santo varón se volvió llorando
y vertiendo lágrimas de que muriese sin confesión y que no le permitiesen
asistirle. Después de ajusticiado, pidió al Inca el cuerpo para darle sepultura
eclesiástica; respondióle que no quería, porque su gusto era que aves y
animales le comiesen, mandóle echar en rio prohibiendo con pena de su
indignación que ninguno se atreviese a enterrarle, ni a recogerle. Con este mandato, no hubo quien enterrase el
cuerpo, el santo religioso obedeciendo más a la caridad que a la impiedad del
bando, salió de noche a deshora a buscar el cuerpo, que por habérsele llevado
la corriente no le halló, habiendo corrido toda la orilla por ver si el agua le
había arrojado y traérsele a cuestas en secreto y darle sepultura.
Tres o cuatro noches continuó esta
diligencia, pasando el río sin miedo y buscando al difunto con amor. Quien le considerase ocupado tantas noches en
esto, solo y en busca de un cuerpo muerto, con las amenazas de un tirano; y se
acordare que de antes era tan miedoso y tímido que aún de día no se atrevía a
entrar sólo en la Iglesia, juzgara se cumple en él, lo que dice San Juan, que
la caridad perfecta destierra todo temor. Es el vicio de la embriaguez en los indios, el
más común y origen de todos los demás y así procuraba el bendito padre
arrancarle predicando contra él. Dentro
de pocos días, hizo el Inca una fiesta a todos sus capitanes y caciques,
pretendía que el siervo de Dios fuese cómplice de su embriaguez, envióle a
llamar pidió le honrase su fiesta, comiendo a su mesa. El santo varón agradeciendo el favor, si bien
conocía la intención, se excusó con que no había dicho Misa,
negándole a otras
réplicas que el Inca y sus Capitanes le hicieron, fuese a su Iglesia, quedó el
Inca corrido y los suyos se dieron por ofendidos, todos a una se conspiraron
para matarle, haciendo promesa a sus ídolos de quitarle la vida. Atizaba este homicidio la Coya o Reyna Doña
Angelina y Martín Pando mestizo, Secretario del Rey y concertóse en el banquete
el homicidio y todos se resolvieron de ejecutarlo. Pasados cinco días se fue el Inca al
adoratorio adonde estaba el entierro de su padre y de sus antepasados y allí
con ritos gentílicos, estuvo llorando y por remate del día se puso a jugar a las
armas a la usanza española, que había aprendido con su secretario. Sudó mucho y resfrióse y como hubiese bebido
con demasía y quedase embriagado, cuando despertó se halló con un grande dolor
de costado, gruesa la lengua, revuelto el estómago, todo era vómitos y gritos,
pasó la noche con grande desasosiego y ansías de muerte.
[1] Yurac Rumi
ó piedra blanca, es una roca tallada que se encuentra en lo que hoy es
el sitio arqueológico Ñusta Ispanan antes conocida como Chuquipalta. Está
ubicado en Vilcabamba, provincia de la Convención, región de Cuzco en Perú.
[2] Hiram
Bingham III descubrió el sitio de Chuquipalta el 9 de agosto de 1911. Bingham
notó que los monjes agustinos Fray Marcos y Fray Diego llevaron a sus nativos
convertidos a quemar el templo del sol y a quemar la roca, cuando el Inca Titu
Cusi estaba ausente. Vicos o Vitcos fue
una residencia de nobles incas y un centro ceremonial del Estado neoinca
(1537-1572). La ubicación de Vitcos se olvidó más tarde hasta cuando el
explorador Hiram Bingham identificó las ruinas conocidas por los peruanos
locales como Rosaspata (quechua : Rusaspata) como el antiguo Vitcos. Las ruinas del centro ceremonial inca de
Ñusta Ispanam (Roca Blanca) están a aproximadamente 1 Km. al sur del palacio
Inca que es la característica sobresaliente de Rosaspata., y se encuentra en el
distrito de Vilcabamba de la Provincia de La Convención, región de Cuzco en
Perú.
Martirio
La ocasión de esta condena llegaría con la muerte del Inca, como consecuencia de los excesos cometidos por él en una fiesta. La «nueva Herodías» desató toda su cólera contra el bendito fraile, a quien culpaba de la muerte por no haber conseguido, por sus oraciones, primero su curación y no «resucitarlo», una vez muerto. Ardiendo, pues, en odio y deseos de venganza, dijo a los principales jefes de los indios: «¿Qué hacéis que no matáis a ese fraile? Prendedle y despedazadle». Y al punto comenzaron a poner por obra las órdenes de su señora, sometiendo a fray Diego a los más crueles e inimaginables tormentos, de los que habla en estos términos el P. Antonio de la Calancha:
«Entran los carniceros y a porfía le dan gran número de bofetadas, palos, mojicones, puñadas y crueles golpes. Cógenle de la corona y arrastrándolo le dejaron molido a coces, dándoselas en la boca, pechos, estómago, espaldas y en todos los miembros del cuerpo… Llamábanle embustero, embaidor (sic), endemoniado, autor de leyes falsas, traidor y enemigo de sus dioses. Ya que se cansaron de moler sus santos huesos, le ataron, por los molledos y garganta, las manos atrás con unas sogas de cortadera, cruel tormento, porque son como cuchillos y navajas, por ser hecha de un género de ramas que tienen filos, y cortan la carne, a cuya causa las llaman cortaderas…
Y después de someterlo a otros muchos tormentos, lo traspasaron con un palo largo por las partes naturales*, hasta que con más de dos palmos saliese por el colodrillo; y teniendo de esta manera al fortísimo y valerosísimo mártir, hincaron el palo en tierra con la cabeza hacia abajo, porque decían que miraba mucho al cielo. Después, lo cubrieron con tierra y piedras, y en este tormento entregó su alma a Dios.
* Por el recto
Definitivamente , la evangelización costó mucha sangre de mártires en todo el mundo y en la pre-hispanoamérica , se utilizó espada y cruz , exorcismo y civilización una lucha sin cuartel contra los adalides del infierno que tenían diezmadas a las pobres criaturas humanas bajo sombras de muerte por la inmunda idolatría. No es justo que después de siglos , hoy vengan los gendarmes de la revolución, los teólogos de la infesta seudo-liberación a quererlo opacar de nuevo , hacer de esta sociedad vuelva al paganismo duro y satánico antes de Cristo. Ya sabemos que las directrices maléficas de descristianizar las culturas y los pueblos se mueven desde hace tiempo con el desventurado Vaticano II el elemento sectario y destructivo cuyas miras nos obligan ir hacia atrás no son dignas de llamarse católicas. ¡Vadre retro pachamama!.
* Por el recto
Definitivamente , la evangelización costó mucha sangre de mártires en todo el mundo y en la pre-hispanoamérica , se utilizó espada y cruz , exorcismo y civilización una lucha sin cuartel contra los adalides del infierno que tenían diezmadas a las pobres criaturas humanas bajo sombras de muerte por la inmunda idolatría. No es justo que después de siglos , hoy vengan los gendarmes de la revolución, los teólogos de la infesta seudo-liberación a quererlo opacar de nuevo , hacer de esta sociedad vuelva al paganismo duro y satánico antes de Cristo. Ya sabemos que las directrices maléficas de descristianizar las culturas y los pueblos se mueven desde hace tiempo con el desventurado Vaticano II el elemento sectario y destructivo cuyas miras nos obligan ir hacia atrás no son dignas de llamarse católicas. ¡Vadre retro pachamama!.
Fray Diego Ortiz Mártir ,
ora pro nobis, ¡amén!
Vencedor del yurac rumi,
exorciza la pachamama bestial ,
y todos los ídolos de belial
Protege a nuestra Nación y
librados de todo mal, podamos
proclamar y gritar solemne
¡ Viva Cristo Rey !
Viva la Inmaculada,¡amén!
de Miguel ahora su lugar, ¡amén!
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