martes, 5 de noviembre de 2019

FRAY DIEGO ORTIZ PROTOMARTIR Y EL YURAC RUMI


ECHAN AL DEMONIO DE LA CASA DEL SOL.  QUEMAN LA PEÑA BLANCA ADONDE ERA ADORADO.  DESTIERRA EL INCA AL PADRE FRAY MARCOS.  LOS CATÓLICOS TRAEN CANTIDAD DE ORO A LOS RELIGIOSOS.  EL PADRE FRAY DIEGO RUIZ SE OCUPA EN CURAR INDIOS ADVENEDIZOS.

Luego que llegaron a Puquiera los siervos de Dios, concurrieron muchos indios de diferentes pueblos; unos lloraban las muertes que en sus familias y parientes había hecho el demonio, que residía en la piedra blanca de la Casa del Sol[1]*, otros se quejaban de los espantos, miedos y daños que hacía en sus ganados y sembrados, por haberse hecho cristianos.  Todos aquellos nuevos católicos estaban alborotados y como eran gente de poco ánimo rendidos a estos males, se mostraban tibios y flacos en la fe, pidieron a los religiosos que los consolasen echando de allí a aquel demonio, y que los librasen de perseguidor tan formidable, y dañoso, pues el Dios en que les habían enseñado a creer, era poderoso para ellos y así cesaría el miedo en los indios rústicos y bárbaros para no volver a la idolatría, porque aquel ídolo les enseñaba, que el sólo había de ser adorado, porque era el sol que todo lo cría; que la ley de Jesucristo, nuestro Salvador era engañosa y sus sacerdotes y ministros embusteros.  Con estas persuasiones había algunos que se mostraban arrepentidos de haberse bautizado huyendo de la Iglesia y muchos del Bautismo y doctrinas. Considerando los siervos de Dios que este empeño era crédito de la fe, gloria de la verdad evangélica contra la falsedad de la idolatría, comunicaron sus deseos con Dios, presentándole los conflictos que padecía su honra, pidiéronle no permitiese que el enemigo le baldonase entre aquellos gentiles; y con grande espíritu, llenos de confianza del Cielo, hicieron juntar todos los indios de aquel pueblo y todos los de Puquiera, publicando a voz de pregonero, que para día señalado, se juntasen todos los indios e indias en la Iglesia y plazas, y que cada uno llevase un leño porque había de quemar al demonio que los engañaba y afligía.  Paréceme que Dios les había asegurados a sus siervos el cumplimiento de sus ruegos, fue innumerable la multitud de gente que concurrió aquel día.  Los católicos verdaderos iban gozosos de ver castigar al demonio, lo que en sí y en sus familias habían recibido daño, contentos de la venganza; los tibios y poco firmes en la fe, llevávalos el ver lo que resultaba del incendio,  los hechiceros salían a la pelea entre Cristo y el ídolo; y casi todos a ver la novedad.  Salieron los dos religiosos y en cada uno el espíritu de Elías, llevando a aquella multitud para que fuesen testigos de la victoria. 

Ya dijimos como este ídolo estaba en el paraje de Chuquipalpa, junto a Vircos en la casa y templo del sol[2], demonio que daba respuestas sobre una piedra o peña blanca y varias veces se mostraba visible, la peña estaba sobre un manantial de agua, la cual veneraban como cosa divina.  Era este demonio cruelísimo, pues si algún día lo dejaban de venerar, los mataba, hería y hacía notables daños y horribles asombros; y así le temían todos por lo que de muy lejos le venían a ofrecer sacrificios.
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Llegaron nuestros religiosos con el estandarte de la Cruz, hicieron su devota oración mandando a todos con verdadera fe rezasen las oraciones.  Cercaron la piedra y casa del sol, exorcizaron el sitio, pusieron leña alrededor, execraron al ídolo, baldonaron al demonio, mandáronle que la dejase y no volviese más a aquella tierra. Invocaron a Cristo y a su Madre Santísima, pusieron fuego a la leña diciendo: 

"Ahora veréis quién es el que os engañaba, 
cuán pocas fuerzas tiene, y como no hay otro
 Dios, sino el que confiesan los cristianos". 

Salió el demonio huyendo  con tanto ruido que hacía estremecer los montes, quemáronle su templo y piedra, y quedaron los católicos firmes en la fe, y de los idólatras se convirtieron muchos. Publicóse el caso en toda la comarca y demonio nunca más volvió a la piedra y desamparó a aquella provincia; luego que supo el Inca y su mujer el incendio del ídolo y destierro de su dios, sintiendo los lamentos que hacían sus hechiceros por ver tan gloriosos a los católicos y tan abatido el partido de la idolatría, se vinieron a toda prisa al pueblo de Puquiera. Sus capitanes venían enfurecidos, determinados de alcanzar a los dos religiosos; llegaron al pueblo y queriendo ejecutar su rabia, lo dispuso Dios Nuestro Señor de otra manera, porque salió decreto de aquella junta que el Padre Fray Diego Ortiz, se fuese a su Iglesia de Guarancalla y el Padre Fray Marcos saliese desterrado con pena y amenaza que si volvía más a aquella provincia le quitarían la vida.  Notificada esta sentencia, obedecieron los religiosos y habiéndoles traído los indios mucha cantidad de oro, no habiendo querido en otras ocasiones admitir ninguna dádiva, en ésta recibieron alguna cosa para vasos del Altar.

  Entraron los Capitanes del Inca armados, sacaron al Padre Fray Marcos y con afrentas y malos tratamientos le llevaron a Oyara, cerca del Cuzco y de allí continuó su destierro. El Padre Fray Diego fue a pedir licencia al Inca, para irse a su Doctrina, pero no se la quiso dar diciendo que le quería tener consigo, que le amaba como a padre y que con el destierro de su compañero se había desenojado, que su indignación era porque azotaba a los niños. Con esto quería el vil apóstata dar a entender, no nacían sus rabias de que los religiosos reprendía sus vicios.  Quedóse el bendito Padre Fray Diego en Puquiera, llegó su compañero al Cuzco, desterrado por la fe y refirió todo a su Prelado.  El apóstata Inca hacía grandes demostraciones de amor con el bendito Padre Fray Diego, al cual las admitía, por continuar su predicación; quien dióse no sólo a curar almas, mas también a ser enfermero de aquellos indios, no huyendo del más asqueroso, ni excusándose de tratar al que amenazaba con contagio o peste.  Venían indios de la tierra adentro a negocios con el Inca, otros desde más de doscientas leguas a traer los tributos, enfermaban muchos por venir de tierras frías a montañas cálidas. Era tanta la asistencia y caridad que con ellos tenía nuestro bendito Fray Diego, que los curaba guisándoles la comida, buscábales los remedios; de unos echaba demonios, de otros cegueras, y según declararon estos indios, estábase con ellos muy despacio, catequizándolos en la fe, abominando sus idolatrías, consolándolos en sus tristezas, siendo intercesor para sus despachos. Ejercitó esta ocupación más de un año, curando los cuerpos de estos indios para ganar sus almas; con que alcanzó de ellos, que si del todo no salían de la infidelidad, quedaban con amor y cariño a los católicos, haciéndose pregoneros de sus alabanzas : contaban a los demás los misterios de la fe, que les había enseñado, los daños que traían, los vicios e idolatrías; el fruto que de esto se siguió, veremos adelante.  El religioso ministro acudía a adoctrinar ambos pueblos, no parando un punto en visitar sus dos iglesias acudiéndoles con Doctrina y limosnas.  Viendo el bendito padre, que el Inca era bautizado y que tenías muchas mujeres a uso de idolatra, le amonestó que las dejase y cohabitase con su primera esposa, y como le viese contumaz, aumentaba la reprensión.  Doña Angelina, que era la más querida, aunque había otra con este nombre, aborrecía de muerte al predicador apostólico; y porque predicaba contras las abominaciones de sus capitanes y caciques, eran sus capitales enemigos, descubrieron el veneno, declararon el odio, obligando a los indios bautizados, a que dejasen la fe y volviesen a la adoración de los ídolos, obligábanlos a que sacrificasen criaturas, degollando a sus hijos, para que desenojasen a los dioses.  Esto causó gran sentimiento a nuestro Fray Diego, cargó la mano en la crueldad de las muertes de tantos inocentes niños, afeaba la tiranía de forzar a los católicos a que desafíen la fe, las sensualidades y torpezas del Inca; estimaba en poco sus favores, y no temiendo la indignación de la Coya Doña Angelina, predicaba contra sus idolatrías, por cuya causa los demonios levantaron nubes y borrascas contra el siervo de Dios.  Sucedió que un día entró en la provincia de Vilcabamba un español, llamado Romero, el cual entendía mucho de metales y era gran minero, pidió licencia al Inca para buscar oro y plata, alcanzó la licencia, descubrió ricas vetas y en pocos días sacó cantidad de oro y plata.

  Parecióle a Romero que llevando al Inca la plata y oro que había sacado, le lisonjeaba para que le diese nueva licencia.  El Inca luego que vio el oro, consideró que había de ser la causa de solicitar codiciosos y traer los españoles a millones, con que perdería a aquella Provincia.

  Mandó a matar al español, quien quiso defenderse, pero no halló piedad en el Inca.  Súpolo el padre Fr. Diego y lleno de caridad, le buscó en su Palacio por ver si le podía alcanzar perdón, o confesar al desdichado, para que no perdiese el alma ya que perdía la vida.

  Avisaron al Emperador de que a todo correr venía el Padre Fray Diego y conociendo su intento, le envió a decir que se volviese a su Iglesia y le dejase matar a aquel hombre; porque si le molestaba con ruegos, también a él le quitaría la vida.  El santo varón se volvió llorando y vertiendo lágrimas de que muriese sin confesión y que no le permitiesen asistirle. Después de ajusticiado, pidió al Inca el cuerpo para darle sepultura eclesiástica; respondióle que no quería, porque su gusto era que aves y animales le comiesen, mandóle echar en rio prohibiendo con pena de su indignación que ninguno se atreviese a enterrarle, ni a recogerle.  Con este mandato, no hubo quien enterrase el cuerpo, el santo religioso obedeciendo más a la caridad que a la impiedad del bando, salió de noche a deshora a buscar el cuerpo, que por habérsele llevado la corriente no le halló, habiendo corrido toda la orilla por ver si el agua le había arrojado y traérsele a cuestas en secreto y darle sepultura.

  Tres o cuatro noches continuó esta diligencia, pasando el río sin miedo y buscando al difunto con amor.  Quien le considerase ocupado tantas noches en esto, solo y en busca de un cuerpo muerto, con las amenazas de un tirano; y se acordare que de antes era tan miedoso y tímido que aún de día no se atrevía a entrar sólo en la Iglesia, juzgara se cumple en él, lo que dice San Juan, que la caridad perfecta destierra todo temor.  Es el vicio de la embriaguez en los indios, el más común y origen de todos los demás y así procuraba el bendito padre arrancarle predicando contra él.   Dentro de pocos días, hizo el Inca una fiesta a todos sus capitanes y caciques, pretendía que el siervo de Dios fuese cómplice de su embriaguez, envióle a llamar pidió le honrase su fiesta, comiendo a su mesa.  El santo varón agradeciendo el favor, si bien conocía la intención, se excusó con que no había dicho Misa,
negándole a otras réplicas que el Inca y sus Capitanes le hicieron, fuese a su Iglesia, quedó el Inca corrido y los suyos se dieron por ofendidos, todos a una se conspiraron para matarle, haciendo promesa a sus ídolos de quitarle la vida.  Atizaba este homicidio la Coya o Reyna Doña Angelina y Martín Pando mestizo, Secretario del Rey y concertóse en el banquete el homicidio y todos se resolvieron de ejecutarlo.  Pasados cinco días se fue el Inca al adoratorio adonde estaba el entierro de su padre y de sus antepasados y allí con ritos gentílicos, estuvo llorando y por remate del día se puso a jugar a las armas a la usanza española, que había aprendido con su secretario.  Sudó mucho y resfrióse y como hubiese bebido con demasía y quedase embriagado, cuando despertó se halló con un grande dolor de costado, gruesa la lengua, revuelto el estómago, todo era vómitos y gritos, pasó la noche con grande desasosiego y ansías de muerte. 



[1] Yurac Rumi  ó piedra blanca, es una roca tallada que se encuentra en lo que hoy es el sitio arqueológico Ñusta Ispanan antes conocida como Chuquipalta. Está ubicado en Vilcabamba, provincia de la Convención, región de Cuzco en Perú. 

[2] Hiram Bingham III descubrió el sitio de Chuquipalta el 9 de agosto de 1911. Bingham notó que los monjes agustinos Fray Marcos y Fray Diego llevaron a sus nativos convertidos a quemar el templo del sol y a quemar la roca, cuando el Inca Titu Cusi estaba ausente.  Vicos o Vitcos fue una residencia de nobles incas y un centro ceremonial del Estado neoinca (1537-1572). La ubicación de Vitcos se olvidó más tarde hasta cuando el explorador Hiram Bingham identificó las ruinas conocidas por los peruanos locales como Rosaspata (quechua : Rusaspata) como el antiguo Vitcos.  Las ruinas del centro ceremonial inca de Ñusta Ispanam (Roca Blanca) están a aproximadamente 1 Km. al sur del palacio Inca que es la característica sobresaliente de Rosaspata., y se encuentra en el distrito de Vilcabamba de la Provincia de La Convención, región de Cuzco en Perú.

Martirio
La ocasión de esta condena llegaría con la muerte del Inca, como consecuencia de los excesos cometidos por él en una fiesta. La «nueva Herodías» desató toda su cólera contra el bendito fraile, a quien culpaba de la muerte por no haber conseguido, por sus oraciones, primero su curación y no «resucitarlo», una vez muerto. Ardiendo, pues, en odio y deseos de venganza, dijo a los principales jefes de los indios: «¿Qué hacéis que no matáis a ese fraile? Prendedle y despedazadle». Y al punto comenzaron a poner por obra las órdenes de su señora, sometiendo a fray Diego a los más crueles e inimaginables tormentos, de los que habla en estos términos el P. Antonio de la Calancha:
«Entran los carniceros y a porfía le dan gran número de bofetadas, palos, mojicones, puñadas y crueles golpes. Cógenle de la corona y arrastrándolo le dejaron molido a coces, dándoselas en la boca, pechos, estómago, espaldas y en todos los miembros del cuerpo… Llamábanle embustero, embaidor (sic), endemoniado, autor de leyes falsas, traidor y enemigo de sus dioses. Ya que se cansaron de moler sus santos huesos, le ataron, por los molledos y garganta, las manos atrás con unas sogas de cortadera, cruel tormento, porque son como cuchillos y navajas, por ser hecha de un género de ramas que tienen filos, y cortan la carne, a cuya causa las llaman cortaderas…
Resultado de imagen para Fray Diego Ortiz martir"Y después de someterlo a otros muchos tormentos, lo traspasaron con un palo largo por las partes naturales*, hasta que con más de dos palmos saliese por el colodrillo; y teniendo de esta manera al fortísimo y valerosísimo mártir, hincaron el palo en tierra con la cabeza hacia abajo, porque decían que miraba mucho al cielo. Después, lo cubrieron con tierra y piedras, y en este tormento entregó su alma a Dios.
* Por el recto 

Definitivamente , la evangelización costó mucha sangre de mártires en todo el mundo y en la pre-hispanoamérica , se utilizó espada y cruz , exorcismo y civilización una lucha sin cuartel contra los adalides del infierno que tenían diezmadas a las pobres criaturas humanas bajo sombras de muerte por la inmunda idolatría. No es justo que después de siglos , hoy vengan los gendarmes de la revolución, los teólogos de la infesta seudo-liberación a quererlo opacar de nuevo , hacer de esta sociedad vuelva al paganismo duro y satánico antes de Cristo. Ya sabemos que las directrices maléficas de descristianizar las culturas y los pueblos se mueven desde hace tiempo con el desventurado Vaticano II el elemento sectario y destructivo cuyas miras nos obligan ir hacia atrás no son dignas de llamarse católicas. ¡Vadre retro pachamama!.


 Fray Diego Ortiz Mártir , 
ora pro nobis, ¡amén!
Vencedor del yurac rumi,
exorciza la pachamama bestial ,
y todos los ídolos de belial 
Protege a nuestra Nación y
librados de todo mal, podamos 
proclamar y gritar solemne 
¡ Viva Cristo Rey !
Viva la Inmaculada,¡amén!
de Miguel ahora su lugar, ¡amén!