El católico práctico
1.- Todo para el pueblo y por la Iglesia; quien busca ante todo el reino de Dios, obtiene el resto por añadidura.
2.- Soy un hijo de la Iglesia, y debo someterme a su divino magisterio; respeto también profundamente a las almas piadosas, cuyo juicio es tanto más seguro, cuanto más se aproximan a Dios en la oración.
3.- La civilización moderna, creada por el catolicismo, degenera y bastardea a medida que se aparta de los principios católicos; y a esta causa se debe la progresiva y común debilidad de los caracteres, que puede llamarse la enfermedad endémica del siglo.
4.- Entre el pueblo arrodillado al pie del altar del Dios verdadero, y los enemigos de la religión que profesamos, es necesario levantar un muro de defensa.
5.- Pues que tenemos la dicha de ser católicos, seámoslo lógica y abiertamente, seámoslo en nuestra vida privada y en nuestra existencia política, y confirmemos la verdad de nuestros sentimientos y de nuestras palabras con el testimonio público de nuestras obras.
6.- No perdáis jamás de vista, legisladores, que todos nuestros pequeños adelantos serían efímeros e infructuosos, si no hubiéramos fundado el orden social de nuestra República sobre la roca, siempre combatida y siempre vencedora, de la Iglesia Católica.
7.- La incredulidad muere antes que el hombre.
8.- El derecho más elevado y precioso de los ecuatorianos, es el derecho de su conciencia y de su fe religiosa.
9.- La libertad debe consolidarse sobre la moral, buscando para esto la religión como garantía, y clero ilustrado y virtuoso como maestro por la palabra y el ejemplo.
10.- Si para gobernar la República fuese necesario traspasar los mandamientos de la Iglesia, hoy mismo me retiraría a la vida privada.
11.- Una violación tan completa de la justicia contra el Augusto Jefe de la Iglesia católica no puede ser mirada con indiferencia por los gobiernos republicanos de la América libre.
12.- No espero que las repúblicas hermanas respondan a nuestra invitación de protestar contra la sacrílega y mil veces infame ocupación de Roma. Empero, ¿qué importa esto? Dios no tiene necesidad ni de nosotros, ni de nada para cumplir sus promesas, y Él las cumplirá, a despecho del infierno y de sus satélites los francmasones, que por medio de los gobernantes son más o menos dueños de toda la América, a excepción de nuestra Patria.
13.- Si el último de los ecuatorianos hubiese sido vejado en su persona o en sus bienes por el más poderoso de los gobiernos, habríamos protestado altamente contra este abuso de fuerza, como el único medio que les queda a los Estados pequeños para no autorizar la injusticia con la humillante complicidad del silencio. No podía, pues, callar cuando la usurpación del dominio temporal de la Santa Sede y la consiguiente destrucción de su libertad e independencia en el ejercicio de su misión divina, habían violado el derecho, no de uno, sino de todos los ecuatorianos, y el derecho más elevado y más precioso, el derecho de su conciencia y de su fe religiosa.
El estadista católico
14.- No se hace el bien sino por la fuerza; he ahí porque la fuerza ha de estar al servicio del derecho.
15.- Un jefe de Estado debe vivir para trabajar, no para engordar.
16.- El mal de este siglo es no saber decir que no. Vosotros solicitáis este empleo como un favor, y yo os digo: el hombre para el empleo, y no el empleo para el hombre.
17.- No es lícito al hombre que ama a su Patria y respeta los deberes que Dios nos ha impuesto, preferir las conveniencias del egoísmo a las exigencias legítimas de la Sociedad en que hemos nacido.
18.- Un pueblo sin unión es un cuerpo compuesto de miembros separados, que no pueden caminar sin disolverse.
19.- La unión hace de algunos individuos, una familia; de varias familias, un pueblo y de muchos pueblos, una nación; fuerte por no estar dividida, poderosa por ser fuerte, y valiente por ser poderosa.
20.- El Gobierno debe ser la Ley en acción, la fuerza reguladora de la sociedad, la personificación de la Justicia.
21.- Sin Gobierno vigoroso el país estará sin cesar expuesto a los pérfidos ataques de los que medran en el desorden, y marchará de crisis en crisis hasta perecer devorado por la anarquía.
22.- El pueblo calla, deja obrar y escucha; pero no olvida ni perdona: su juicio y su sentencia son infalibles.
23.- Del Tesoro no debe salir ni un centavo para gastos que no sean legales.
24.- En los momentos de crisis es más fácil indicar los remedios que aplicarlos.
25.- No acostumbro quejarme de los obstáculos, sin los cuales no hay mérito ni gloria, pero no me resigno a dejar el país sin las mejoras que necesita por falta de dinero.
26.- El prepararse con tiempo para la guerra es el único medio de evitarla: si nos ven débiles nos atacarán sin falta y alevosamente.
27.- En aritmética, nada de elocuencia, sino números; en filosofía y en política, nada de habladurías, sino razones.
28.- El sacerdote enseña la verdad, el soldado la guarda, el magistrado la venga.
29.- Sólo los cobardes prefieren la traición a la guerra, la intriga al combate y la infamia al peligro.
30.- Mi ambición se limita a ser útil a la Patria, y prefiero el puesto más humilde cuando en él puedo servir con algún provecho.
31.- Sin la moral el orden no es más que tregua o cansancio, y fuera de ella, la libertad es engaño y quimera.
32.- El Ecuador, libre e independiente, antes que deshonrarse preferiría ser exterminado por la lava asoladora de sus volcanes o hundirse en las aguas del Océano.
33.- Si salgo vivo del cuartel que voy a sublevar, ya podéis contar con la victoria.
34.- Bajaré del solio, al terminar el período constitucional, con el honor de haber trabajado sin descanso en bien de todos.
35.- Dos objetos principales son los que he tenido en mira en el proyecto de Constitución (la de 1869): el primero, poner en armonía nuestras instituciones políticas con nuestras creencias religiosas; y el segundo, investir a la autoridad pública de la fuerza suficiente para resistir los embates de la anarquía.
36.- Corramos a las armas para defender el honor y la nacionalidad de la Patria. Unión, firmeza y valor: he aquí lo que ella reclama de nosotros.
37.- Para poner al Ejército en aptitud de desempeñar su doble y gloriosa misión de conservar el orden y defender la independencia de la Patria, es necesario aumentar su fuerza, proveerlo del armamento moderno y formar un colegio militar.
38.- Hay en tantas Leyes Fundamentales la solemne declaración de la soberanía del pueblo; y sin embargo el pueblo es un soberano coronado de espinas, cubierto de púrpura burlesca, y herido y afrentado por los sayones que le atormentan.
39.- La cobardía se hermana muy bien con la venalidad, el miedo con el deshonor y el temor con la bajeza.
40.- En política y en amistad la falsía es intolerable.
41.- No es posible manejar el polvo sin ensuciarse las manos.
42.- Arréglese la Hacienda Pública sobre la triple base de la probidad, la economía y el crédito nacional.
43.- Los mayores enemigos de nuestra independencia son la licencia, la demagogia y la anarquía.
44.- Las víctimas de la miseria son los instrumentos de la anarquía.
45.- A mí me llaman atolondrado y loco porque el pueblo, habituado a leer mil proyectos escritos, sin verlos jamás realizados, solo ve en mis actos la presteza y rapidez de la ejecución, y no pone en cuenta la lentitud y madurez del consejo que precede a mis resoluciones.
46.- Yo pienso bien las cosas antes de hacerlas; mas una vez pensadas, no doy tregua a la mano, ni desisto hasta no haberlas cuanto antes concluido; este es mi atolondramiento y locura.
47.- La hipocresía consiste en obrar de otro modo que se piensa. Los verdaderos hipócritas son los liberales, que tienen fe y que, por respetos humanos, no se atreven a demostrarla en la práctica.
Impartir Justicia
48.- Tenemos bastantes asesinos en el Ecuador, sin que vuelva este. Usted se lamenta de la suerte de los verdugos; yo tengo compasión de las víctimas.
49.- La buena fe y la justicia son la única política digna, conciliadora y segura.
50.- La paz resulta de la satisfacción y tranquilidad de los ánimos, y del orden fundado en la libertad sin restricción para todo y para todos, menos para el mal y para los malhechores.
51.- La libertad para los hombres leales no es un grito de guerra y exterminio, sino el medio de desarrollo más fecundo y poderoso para la sociedad y el individuo, cuando en ellos hay moral, justicia en las leyes y probidad en el gobierno.
52.- La justa represión de los criminales es la mejor salvaguardia de la sociedad.
53.- La impunidad del crimen es el mejor aliciente para la perpetración de nuevos y peores atentados.
54.- Podemos y debemos perdonar las ofensas personales, pero ni podemos ni debemos olvidar que responderemos ante Dios y la sociedad, de los crímenes que se cometan por nuestra falta de rectitud.
55.- Sin rectitud en los jueces no hay justicia, y sin justicia la sociedad es imposible.
56.- No hay libertad donde no hay justicia.
57.- La igualdad debe ser la supresión de la injusticia en el orden social, y no la supremacía del fango y el poderío del crimen sobre las clases honradas y laboriosas.
58.- El hombre corrompido jamás puede ser libre.
59.- El patíbulo del malvado será la garantía del hombre de bien.
60.- Los vencidos por el valor, lo serán otra vez por la clemencia. Al arrepentimiento le amparará la generosidad.
61.- Mi carácter naturalmente me impelía a abrazar la causa del débil y del inocente; porque me indigna la opresión donde quiera que la mire, y detesto la dureza bárbara de los que se muestran indiferentes entre la víctima y el verdugo.
62.- Cuando la fuerza oprime en lo presente, la justicia se reserva el porvenir.
63.- La compasión con los criminales es la mayor crueldad contra los ciudadanos honrados y pacíficos.
64.- La facultad de perdonar es el más hermoso atributo del Poder.
65.- El deber de los magistrados es prevenir el crimen antes que castigarlo, porque es más fácil detener el brazo que curar el golpe.
66.- El legislador y el magistrado no pueden impunemente hacer el mal o dejar de hacer el bien; porque el día de la responsabilidad, aunque se haga esperar, al fin llega.
67.- La rectitud de la conciencia es incompleta, cuando falta rectitud en las ideas; y ésta no existe, cuando las ilusiones y los sofismas ocupan el lugar de la justicia y de la experiencia.
68.- Más perjudica un traidor a la espalda que cien enemigos de frente.
69.- No tengo flexibilidad, porque nada es más inflexible que la convicción y el sentimiento del deber, al cual me he acostumbrado a seguir sacrificando toda especie de interés, inclusive el de la gloria humana.
70.- Mi divisa será siempre: “Fiat justitia, et ruat cælum” (Hágase justicia, aunque se hunda el firmamento).
El cumplimiento del deber
71.- Haz lo que debes, suceda lo que quiera.
72.- Cada vez que encuentro un hombre honrado, me alegro más que si hubiera hallado un tesoro.
73.- Mucho temo que el pueblo se halle herido de la enfermedad endémica del siglo, la debilidad de carácter; mucho temo que una persecución violenta no halle entre nosotros muchos mártires. Es indispensable levantar de algún modo el espíritu de los ecuatorianos.
74.- Mejor que escribir la historia es hacerla.
75.- A mí no me abaten sino los males irreparables que nos vienen de las manos de Dios; los que vienen de parte de los hombres me irritan y no me vencen.
76.- O hemos debido guardar silencio, sin meternos a censores; o hemos debido estar resueltos a apoyar con obras la sinceridad de nuestra censura.
77.- La desesperación es el mayor de los enemigos del hombre.
78.- El desaliento es tan peligroso como la desesperación, y tiene el malísimo resultado de quitar gradualmente las fuerzas del alma y del cuerpo, entorpeciendo las facultades de la una, y minando la salud del otro.
79.- El verdadero modo de resignarse no consiste en perder el ánimo y entregarse desfallecido a los rigores de la suerte, sino en conservar la serenidad del espíritu en medio de los sufrimientos, resistiendo con valor los trabajos sin inclinar la frente y poniendo nuestras esperanzas más allá de la vida, no por consejo de la melancolía, sino por impulso de la fe.
80.- Quiero caminar siempre con un objeto: conocer el fin a que me dirijo; y poco importa después que la senda que haya que recorrer esté sembrada de espinas y cruzada de peligros.
81.- La integridad sin firmeza es como color sin cuerpo.
82.- Si soy severo, inflexible conmigo, es para tener el derecho de serlo con los demás en los asuntos de justicia o de utilidad general.
83.- No me es posible nada a medias; mi carácter me lo impide.
84.- El valor es omnipotente, cuando el honor recibe su brío de la justicia, su espada y su ímpetu del patriotismo.
85.- ¡Soldados, os mando que marchéis a la victoria!
Educación y Formación de la juventud
86.- Aquí está mi hijo; tiene seis años; y lo que deseo es que hagáis de él un buen cristiano. La ciencia y la virtud harán de él un buen ciudadano. No tengáis consideración con él, os lo ruego; y si merece castigo, no miréis en él al hijo del Presidente de la República, sino un escolar cualquiera a quien es preciso enderezar.
87.- Es imposible el progreso cuando en brazos de la ignorancia yace adormecida la inteligencia, y cuando doctrinas desorganizadoras van relajando los vínculos de la moral y apagando rápidamente la brillante antorcha de la fe religiosa.
88.- La instrucción pública es condición esencial de la civilización y de la libertad del país.
89.- El trabajo y la instrucción, apoyados en la práctica de las virtudes cristianas, arrancarán a la corrupción las víctimas que le preparan en toda sociedad el ocio y la miseria.
90.- Sin la educación cristiana de las generaciones nacientes, la sociedad perecerá ahogada por la barbarie.
91.- Si los colegios han de ser buenos, dando garantías de la moralidad y aprovechamiento de los alumnos, es necesario no omitir gastos para que sean lo que deben ser; pero si han de ser malos, es mejor no tenerlos, porque la mayor calamidad para la Nación es que la juventud pierda sus mejores años en pervertirse en el ocio o en adquirir con un estéril trabajo las nociones incompletas, inútiles o falsas que se transmiten en los malos colegios.
92.- En ninguna forma de gobierno es tan importante la instrucción como en la democrática; porque, si el pueblo es corrompido, su soberanía es la omnipotencia del mal, y si es ignorante, su libertad es una quimera peligrosa, es la libertad de un ciego que camina a la ventura al borde del abismo.
93.- ¡Qué dicha y que gloria para mí, si pudiese derramar mi sangre por Jesucristo y su Iglesia!
94.- La injuria, este es mi sueldo; si mis enemigos me atacaran por algún crimen que yo hubiese cometido, les pediría perdón, y trataría de enmendarme; pero se conjuran contra mí, porque amo de veras a mi Patria; porque trato de salvar su tesoro más preciado, la fe; porque soy y me muestro hijo sumiso de la Iglesia. No debo, pues, contestarles otra cosa que ¡Dios no muere!
95.- Los enemigos de Dios y de la Iglesia podrán matarme; pero ¡Dios no muere!
96.- Voy a ser asesinado. Soy dichoso de morir por la Santa Fe. Nos veremos en el cielo.
97.- Suceda lo que Dios quiera; yo me pongo en sus manos con todo y para todo.
98.- Por el bien de mi país haré hasta el sacrificio de mi vida en caso necesario; pero jamás sacrificaré mi dignidad y mi reputación, sin la cual nadie puede servir útilmente a su patria.
99.- En adelante, a los que corrompe el oro, los reprimirá el plomo; al crimen seguirá el castigo; a los peligros que hoy corre el orden, sucederá la calma que tanto deseáis; y si para conseguirlo es necesario sacrificar mi vida, pronto estoy a inmolarme por vuestro reposo y vuestra felicidad.
100.- ¡Dios no muere!