lunes, 7 de diciembre de 2015

ERMITA DE BARRANCO OLVIDADA Y "DEVOTAMENTE" DERRUIDA


Considero en esta oportunidad centrarme en publicar la historia   de sus primeros capellanes. 





 









Primera ermita barranquina , según el libro la linea de Chorrillos , de Juan de Arona. 


Fuente
Historia y leyenda del Viejo Barranco , José Antonio del Busto D. , Lima 1985.

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lunes, 2 de noviembre de 2015

CONSAGRACIÓN DE MEXICO A CRISTO REY EN 1914



Hay actos benéficos y asombrosos que las autoridades, tanto eclesiásticas como civiles, en el momento determinado por Dios y en las circunstancias más difíciles y contrapuestas, se han llevado a cabo. Aún teniendo en contra, a los enemigos más poderosos de la Religión Católica. Uno de esos raros actos fue la Consagración de nuestro país a Cristo Rey en el aciago año de 1914. Justo al inicio de la mayor revolución social sufrida por México, planeada, azuzada, sostenida por los sucesivos gobiernos y los grandes financieros de los Estados Unidos de América en complicidad con las sectas masónicas mexicanas. Cuyo fin inmediato era quedarse con el petróleo y la red de ferrocarriles propiedad de capitales europeos. Aunado a este fin, estaba otro más importante; destruir también, la religión católica y la cultura hispana de México.

La Revolución planeada y preparada para nuestro país por la cúpula política y financiera de los Estados Unidos (*), desde la ciudad de Nueva York, seguía un plan perfectamente planeado desde el anterior siglo XIX. El plan secreto era imponer al pueblo mexicano la anarquía, previa a la introducción del Nuevo Orden Mundial de esa época. Se intentaba implantar el Comunismo en todo el mundo comenzando por México de manera experimental. El primer paso para ello era la destrucción de la religión del pueblo mexicano, la Religión Católica, y de toda autoridad civil, de la influencia cultural europea, y de toda la riqueza material acumulada en 30 años de paz porfiriana, así como el robo de los capitales privados.

Después, seguiría la uniformidad de sus habitantes en las doctrinas socialistas ateas. México había sido escogido por esa cúpula plutocrática de los EE.UU. para servir de experimento a la revolución posterior, de 1917, aplicada en Rusia por los bolcheviques y en España entre 1933 y 1939 con la llamada Guerra Civil, que produjo, como en México, un millón de muertos. Estas revoluciones y prácticamente todas, desde la Revolución protestante del siglo XVI contra el papado y la Religión Católica, hasta las guerras del Medio Oriente, pasando por las devastadoras destrucciones del continente asiático, han sido ejecutadas por los agentes del Anticristo para instaurar su reino materialista en todo el mundo; llamado “Novus Ordo Seclorum”. 

“Las Revoluciones de México son impulsadas por dos agentes que operan sobre él mancomunadamente: la masonería y el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica…..” A. Gibaja y Patrón, “Revoluciones Sociales de México”, cap. XX tomo V…. 

Don Francisco I. Madero pasó la frontera del norte con el “Plan de San Luis” en la mano, lo proclamó el 5 0ctubre de 1910, para derrocar al Gral. Porfirio Díaz después de casi 30 años de un gobierno fuerte, aunque masónico, que había traído la paz anhelada al pueblo mexicano….  Fco. I. Madero, masón y espiritista, era el ariete para comenzar la Revolución que destruiría la riqueza y el prestigio internacional de México, duramente adquirido después de 70 años de desorden nacional. 

Francisco I. Madero, como el cura Miguel Hidalgo cien años antes, estaba imbuido por las utopías de los filósofos del siglo XVIII. Pero, era el hombre de paja de la política yanqui que lo quemaría en el momento adecuado. A principios de 1911 los revolucionarios de Madero tomaron posiciones en lugares cercanos a la frontera norte apoyados por asesores extranjeros entre ellos el revolucionario italiano José Garibaldi, nieto de Guissepe Garibaldi el unificador de Italia. La Revolución tomó fuerza con las contribuciones de Francisco Villa y Emiliano Zapata, armados con pertrechos y asesores yanquis. 

El 8 de junio de 1911 Madero entró en la ciudad de México como jefe de la Revolución que predicaba un gobierno democrático establecido por el pueblo y para el pueblo. Se convocaron elecciones para Presidente y Vicepresidente, pero la gran mayoría de la gente de razón no votó. Por lo que se contabilizaron los votos de la plebe más ignorante que no tenía idea de lo que era la Democracia, y con ese bagaje espurio, se reconoció como presidente de México a Madero y vicepresidente a Pino Suárez.

Madero y su gobierno comenzaron con una política de estabilidad nacional ajena a las intenciones aceleradas de los financieros yanquis que deseaban la destrucción rápida del antiguo régimen para, que en aguas tormentosas, hacerse de las riquezas naturales del suelo y subsuelo mexicanos. Por tanto, deseaban que el nuevo gobierno maderista hiciera las reformas necesarias para tal fin. Sin embargo Francisco I. Madero no se mostraba diligente. Ya había pasado un año de la toma del poder y su gobierno no desbarataba los tratados con las potencias europeas. 

Entonces era necesario moverle el tapete para que retomara los postulados revolucionarios. El inquieto caballerango Emiliano Zapata desconoció a Madero y proclamó el Plan de Ayala en el sur del país, ayudado por sus asesores yanquis, su propósito oficial era reivindicar a la raza indígena. Esto, aunado a la división de los maderistas en dos tendencias de logias: unos acelerados y otros más calmados en las reformas y expropiaciones que pretendían de la riqueza del país en beneficio de los capitalistas judeoyanquis, y que comandaba sin embozo el embajador de USA. Henry Lane Wilson, debilitaron el gobierno de Madero quien retardaba unas veces, y otras se oponía francamente, a las ordenes impertinentes del Departamento de Estado yanqui por medio de su embajador.

A parte de esta lamentable situación, el general Félix Díaz masón de alto grado, pariente del depuesto presidente Porfirio Díaz, y otros masones, se pronunciaron en Veracruz desconociendo a Madero, para supuestamente, restablecer el régimen anterior. Gibaja y Patrón, cap. XXI, “Revoluciones Sociales de México.” 

El general Félix Díaz y su gente se hicieron fuertes en la Ciudadela de la capital; con la defección y ayuda del general maderista Huerta, tomaron prisioneros a Francisco I. Madero, a su hermano Ernesto y a José Ma. Pino Suárez el 19 de febrero de 1913, por presiones renunciaron a sus cargos, siendo trasladados a la Penitenciaría. Mientras tanto, a instancias del embajador H. L. Wilson se reunieron en la Embajada norteamericana los militares golpistas, acordando dar el gobierno provisional al general Huerta.

 El presidente Madero y su vicepresidente Pino Suárez renunciaron a sus puestos quedando prisioneros del general Victoriano Huerta. Trasladados a la Penitenciaría, el 22 de febrero en la madrugada se hallaron sus cadáveres. Después de esa acción viene una serie de conjeturas que los historiadores no han podido aclarar porque la masonería internacional siempre se empeña en oscurecer los acontecimientos donde ella interviene de manera relevante. Existen muchas versiones para dilucidar la responsabilidad directa en esos asesinatos, pero ninguna ha resultado convincente. 

Sin embargo, la historia oficial de los sucesivos gobiernos masónicos mexicanos ha declarado, al general Huerta católico y antimasónico, como el único responsable, eximiendo de ello, a todos los participantes revolucionarios. Los verdaderos culpables han quedado en la sombra, resguardados por el secreto de las logias. De esos acontecimientos ha pasado un siglo, hoy son muchos los historiadores que han investigado y sacado conjeturas que han deslindado los tejemanejes de los revolucionarios mexicanos. Pero, los hechos de los protagonistas son los que cuentan. En los doscientos años que han pasado desde que el cura Hidalgo dio el grito de la Revolución, los gobiernos liberales mexicanos han cometido miles de horrendos crímenes contra los mexicanos que no han aceptado su ideología anticristiana, y sin embargo, la historia oficial de México ha ocultado y mantenido a cubierto, las traiciones, los asesinatos, robos y todo tipo de fechorías de sus llamados héroes y próceres. 

Mientras la historia oficial mexicana ha llenado de anatemas, injurias y soeces mentiras al militar que apoyó con energía al pueblo católico mexicano para efectuar la Consagración de México a Cristo Rey. Nosotros nos apoyaremos en los hechos que demostraron la buena voluntad del general Victoriano Huerta y su gobierno de diez y siete meses luchando contra la prepotencia de la república angloamericana y de los enemigos interiores del pueblo mexicano. 

Entre los documentos que pueden esclarecer en parte este lamentable episodio nacional está la carta que escribió el Gran Maestre de la Gran Logia de México don Luis Manuel Rojas, masón, al presidente masón William H. Taft de los Estados Unidos dirigida a varios diarios de ese país; pidiendo su intervención para salvar la vida de los prisioneros masones de las manos de militares mexicanos también masones….. Además de la carta telegrama que el Gran Maestre de la Masonería mexicana Luis Manuel Rojas envió al presidente de los Estados Unidos William H. Taft…. 

Remitió otra carta que publicaron los periódicos El País y La Tribuna el 15 de abril de 1913 en la cual acusa en 14 párrafos consecutivos al embajador, Henry Lane Wilson de haber urdido el asesinato de Madero y Pino Suárez…..“Mi cablegrama transcrito comprueba que no me dirigí al gobierno de los Estados Unidos, sino al señor William H. Taft como hermano masón”… También fueron varios los diarios de los Estados Unidos que publicaron esa carta…

 En la repuesta pública del Departamento de Estado de los Estados Unidos a la carta del Gran Maestre Lic. Rojas, ese gobierno, no se da por enterado de la culpabilidad de su embajador en la acusación que se le hizo. Se deduce, entonces, que el embajador Henry Lane Wilson cumplió órdenes secretas del presidente de los Estados Unidos para eliminar a Madero y su gobierno, por no haberles convenido la actitud personal de éste, manipulando al mismo tiempo en la propia Embajada, a los enemigos de Francisco Madero. 

El general Félix Díaz y sus adláteres eran masones también, pero sometidos a las Logias norteamericanas y no al Gran Maestre mexicano. En cuanto se constató las muertes de Francisco I. Madero y José Ma. Pino Suárez, la facción ganadora depositó el gobierno del país en la persona del secretario de Gobernación don Pedro Lascuráin, quien a su vez de acuerdo a los planes de la masonería, nombró en su propio lugar al general católico don Victoriano Huerta, éste, en consecuencia, quedó como presidente provisional de México, con “una papa caliente entre sus manos”.

El general Huerta era un militar de carrera, que había pertenecido al ejército del presidente Porfirio Díaz y tenía prestigio de valentía, honestidad y de católico practicante, siempre se declaró así, por lo que suponemos que no era masón, pero si lo era, no pasaba del 3er. grado; ignorante de las maquinaciones de la secta, se unió y obedeció a los enemigos del presidente revolucionario, anticatólico y masón Francisco I. Madero…..

 Ya como Presidente, Victoriano Huerta, integró su gabinete con personas respetables dentro de la sociedad mexicana, salidos del llamado porfirismo, es decir; de nacionalistas y católicos, ajenos a toda componenda con la Revolución Mundial. Actitud incompatible con el Plan formulado desde la Casa Blanca. El pueblo católico mexicano apoyó a Huerta, los gobiernos de los Estados también, menos el de Coahuila, lo reconocieron y el ejército le obedeció para combatir los focos revolucionarios en distintos puntos del país. “Su espíritu se sobrepuso a todo cuanto perjudicara a su patria para su libertad y engrandecimiento” escribió el historiador Gibaja y Patrón….  Sin embargo los enemigos de México no perdieron el tiempo y a poco más de un mes del nuevo gobierno levantaron con el “Plan de Guadalupe” al gobernador del Estado de Coahuila Venustiano Carranza. Como cabeza de la nueva revolución, desconociendo el gobierno del general Victoriano Huerta….. 

El gobierno huertista logró estabilizarse a pesar de todo, los revolucionarios vencidos en todas partes comenzaron a doblegarse, en México, parecía que volvían los tiempos de paz, y corrió el año de 1913. Por lo que respecta a nuestro país, el plan del gobierno norteamericano y de su rapaz camarilla de financieros, estaba completo y acabado cuando Francisco I. Madero subió al poder, pero ni Madero, ni mucho menos Huerta deseaba aumentar la dependencia de México a los Estados Unidos con algún tratado, como los habían hecho los gobiernos liberales del siglo XIX. 

El General Victoriano Huerta insistía, junto a sus consejeros, en no doblegarse ante la prepotencia yanqui. Tampoco quería acordar ningún otro tratado internacional que aumentara la dependencia a los Estados Unidos. Pero nada de esto estaba en los planes del gobierno yanqui, así que solamente esperaba una coyuntura para expulsarlo del gobierno mexicano. El nuevo presidente norteamericano Woodrow Wilson envió a un agente confidencial para entrevistarse con Huerta, ofreciendo sus “buenos servicios” para terminar los focos de rebelión y para que se eligiera “democráticamente” a otra persona para ocupar la presidencia de México. “Porque complacería al gobierno de los Estados Unidos desempeñar cualquier papel en este arreglo.…. Siempre que se halle honorablemente de acuerdo con el derecho internacional.” 

“Una solución satisfactoria nos parece requerir las siguientes condiciones: 
a) El cese inmediato de hostilidades en todo México; un armisticio definitivo solemnemente concertado y observado escrupulosamente. 
b) Dar seguridades de pronta y libre elección, en la que todos tomen parte por mutuo consentimiento. 
c) El consentimiento del general Huerta de comprometerse a no ser candidato en las elecciones de Presidente de la República en las presentes elecciones. 
d) El compromiso general de someterse al resultado de las elecciones y de cooperar de la manera más leal a la organización y sostén de la nueva administración. 

“Tomando todas las actuales condiciones en consideración el gobierno de los Estados Unidos no concibe que haya razones suficientes a justificar a los que en la actualidad tratan de dar forma o ejercitan la autoridad en México, a rechazar los servicios amistosos que de esta manera se les ofrecen” 

Los anteriores párrafos nos muestran la forma usual en que los gobiernos protestantes y masones de los Estados Unidos trataban y siguen tratando, a los gobernantes de México desde que se instauró la República en 1824, con el pomposo nombre de: “República Federal Democrática Representativa y Popular de los Estados Unidos Mexicanos”

Mientras en diferentes puntos de la geografía mexicana se levantaban los revolucionarios para destruir al país, con el apoyo encubierto de los Estados Unidos. Las Asociaciones Católicas preocupadas sobremanera por el futuro de México se acogieron a sus obispos, quienes a su vez solicitaron a Su Santidad el Papa Pío X la idea de hacer una proclamación solemne del reinado de Cristo en México; de coronar la Imagen del Sagrado Corazón en señal de sumisión y humilde vasallaje a Cristo Rey. Su Santidad Pío X -canonizado Santo, por Pío XII en 1954- acogió benignamente la súplica de los obispos mexicanos y les contestó con el Breve “Consilum Aperuistis” en el cual, respecto a las insignias, de la realeza con que habían de decorar las imágenes del Corazón de Jesús, les advierte lo siguiente: 

Que la Corona y el Cetro habían de ponerse a los pies de la imagen y no en la cabeza y manos de la misma, para que así se expresara la idea de Cristo Rey y Señor de los que dominan. Desde hace mucho tiempo, con grande solicitud hemos considerado a vuestra nación y vuestros asuntos, perturbados por grandes desórdenes, y bien sabemos que, para conservar y sostener la salud y la paz de los pueblos, es de todo necesario conducir a los hombres a este puerto de salvación, a este sagrario de la paz que Dios, por su infinita benignidad se dignó abrir al humano linaje, en el corazón augusto de Cristo Su Hijo, que de ese corazón brote para vosotros, venerables hermanos, y para vuestra nación entera, agitada rudamente por incesantes discordias, La Gracia que habéis menester para la salvación eterna, y la paz, que como fuente inagotable de todos los bienes , anhelan a una voz vuestros conciudadanos” 

La carta estaba firmada el 12 de noviembre de 1913, en el Vaticano….  “Esta es la primera vez en la Historia que se hace esta petición a la Santa Sede, por lo que constituye para México, un timbre de gloria.” Escribió el Padre Roberto Ornelas en: “Bosquejo histórico de la devoción a Cristo Rey en México” Cuautla, Mor. 1939. P.G. El eminente historiador Monseñor Emilio Silva de Castro, en su libro: “La Virgen María de Guadalupe Reina de México y Emperatriz de América” escribió refiriéndose al gran acto ignorado por la mayoría de los católicos del siglo XXI.  

Los males terribles que amenazaban a la Patria y que los fieles católicos trataban de evitar con esta proclamación, y eran evidentes en las acciones de la Revolución Satánica, judaica y masónica mundial, en México encarnada en la revolución carrancista de 1913”….  Ese fin del año 1913 se recrudecieron los ataques revolucionarios para tratar de derrocar al presidente Victoriano Huerta, pero la mano de la Providencia conducía los notables acontecimientos que se concretaron al iniciarse el año de 1914. Una vez recibida en México la carta pontificia, todas las Asociaciones Católicas en consonancia con el Arzobispo de México José Ma. Mora del Río y todas las autoridades de la Iglesia de México pusieron manos a la obra para consagrar a nuestra nación a Cristo Rey. 

Se convino la fecha de la Consagración al Sagrado Corazón de Jesús para el día de la fiesta de la Epifanía, 6 de enero de 1914 y la solemne Consagración a Cristo Rey para el 11 de ese mismo mes de enero. El historiador don Pedro Sánchez Ruiz escribe en la pag. 765 del segundo tomo de su obra: “Nacimiento, grandeza, decadencia y ruina de la nación mejicana” “Cuando desde los cuatro puntos cardinales irrumpían las hordas constitucionalistas que amenazaban no solo con la destrucción material de la Patria, sino con la destrucción de su misma identidad nacional, surgió una sorprendente reacción de la adormecida sociedad, proclamando públicamente, en tumultuosas manifestaciones en la Capital y principales ciudades la Realeza temporal de Cristo en México, lanzando a los cuatro vientos el entusiasta y unánime grito de ¡Cristo vive!, ¡Cristo reina!, Cristo impera! Como repudio al laicismo liberal y socialista revolucionario.”

En el editorial del diario La Nación del mes de enero de 1914 apareció este llamado al pueblo católico: “Es necesario proclamar a Jesucristo por nuestro Rey, públicamente. Y esto lo haremos en imponente manifestación, Os convidamos, católicos mejicanos, a que forméis parte de la gran manifestación pública que se prepara en nombre de Dios y para Su honra. Acudid todos con banderas, y sobre todo con valor. Sepa el mundo que no nos avergonzamos de Dios, y que lo tenemos por nuestro Dios; la paz, el bienestar, la honra volverán a reinar en este pueblo escogido, en este pueblo todo de la Virgen María” 

Previamente, el Episcopado Mejicano había acordado que el 6 de enero de 1914 se hiciera una solemne renovación de la Consagración de Méjico al Sagrado Corazón de Jesús, en señal de reparación, sumisión y humilde vasallaje. Los generales don Ángel Ortiz Monasterio y don Eduardo Paz, en uniforme de gran gala, llevaron en regios cojines de seda la Corona y el Cetro que el Ilmo, Arzobispo de Méjico don José María Mora y del Río, pondría a los pies de Jesucristo Rey. 

Fue natural que el presidente de México, general Victoriano Huerta, quien públicamente había proclamado su fe en Jesucristo en pleno recinto parlamentario, en un acto en que actuaba con su investidura oficial y que se había negado a ingresar a la masonería y además combatía a la revolución satánica; haya enviado a dos de sus divisionarios al acto solemne en la iglesia de San Francisco el 6 de enero de 1914. 

Nunca antes ningún gobernante del sufrido México había dado tan decidido apoyo a la Fe de su pueblo como el general Victoriano Huerta, sabiendo de antemano las represalias que el Liberalismo internacional tomaría en su contra. Lo que así sucedió, como veremos más adelante.

El general Huerta cuando tomó posesión del gobierno de la República, en la sesión XXVI del Congreso, después de la ceremonia oficial, tomando la palabra y con vibrante emoción dirigió a los congresistas estas palabras: “Voy a dirigiros dos palabras y espero que si traspaso ese límite me perdonéis; no os titulo senadores y diputados sino hermanos míos; estamos en presencia de la República, en presencia de…. Que digo, en presencia de la Humanidad, estamos en presencia de Dios, declaro que soy liberal por convicción, pero soy también extraordinariamente religioso y por ello creo que Dios es un poderoso elemento para darnos no solo fuerzas morales, sino fuerzas físicas….” Del libro: “Cristo Rey de México” Andrés Barquín

Siendo Huerta presidente de una nación cuyos gobiernos se habían titulado no creyentes significaba su discurso un acto de repudio oficial al laicismo liberal del Estado. Muchos congresistas, sino la mayoría eran masones que reprobaron sus palabras mientras el pueblo aplaudió. Pocos días después de tal acto, los masones mexicanos y yanquis se presentaron al presidente Victoriano Huerta para ofrecerle su ingreso a la Masonería. Pero Huerta les respondió: que no aceptaba pues él era católico mostrándoles su escapulario de la Virgen del Carmen que no cambiaría por ninguna otra insignia, pues estaba dispuesto a vivir y morir católico… 

Pues bien, continuando con los actos de la Consagración a Cristo Rey ese mes de enero de 1914 relataremos que: El siguiente 11 de enero de 1914 el la Catedral Metropolitana y reunidos los poderes, religioso, político y social, con manifestaciones de júbilo en toda la nación, se coronó a Cristo Rey de México proclamando Su realeza temporal. La Fe del pueblo mexicano recurría a Dios y a la Virgen María antes que sucumbir bajo los embates de la Revolución, entregándose en los brazos de Cristo Rey de México. La fórmula recomendada por San Pío X al pueblo mexicano se concretó en esta oración recitada en todas las catedrales del país: “Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano, miradnos humildemente postrados delante de vuestro altar, vuestros somos y vuestros queremos ser” Transcribió el P. Valdés en su obra: “Sangre por Cristo Rey”.

 Tras la fecha del 12 de diciembre de 1531, luego la Consagración de la Nueva España y todas su provincias a la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre de de 1747, y con las consagraciones del 6 y 11 de enero de 1914, México sería también el pueblo de Cristo Rey. Y para que nada faltase, el Presidente de la República asintió participar en el homenaje dando instrucciones al Gobernador del Distrito Federal para sin obstáculo alguno se llevasen a cabo aquellos actos. “Si México había de ser porción escogida de Jesucristo, era justo también para su mayor mérito, que 10 años después, (con la Guerra Cristera) lo acompañase en su Pasión”. …. 

Las fuerzas enemigas de nuestro país, tanto las interiores; masones, liberales y revolucionarios de toda laya, como las exteriores representadas por sus cómplices los gobiernos yanquis arremetieron a los pocos meses con su plan de destrucción de la civilización católica. Mons. Emilio Silva de Castro escribe en el capítulo XXV del libro mencionado antes:

“México fue elegido por designio providencial a un Destino Manifiesto en tríptica forma cronológica y en íntima correlación causal, aunque no perceptible a una mirada superficial

Primero: Elegido por la Madre de Dios para ser destinatario de su preciosa imagen, sin par en el mundo. 

Segundo: “Ser el hijo pequeño y delicado de Santa María de Guadalupe” 

Tercero: “Destino providencial de México fue dar un notabilísimo testimonio de fidelidad a Jesucristo. Dar al mundo de una multitud de mártires y héroes de la Fe católica y nacional en tan breve tiempo (1926-1929), que solo se encuentra paralelo en la heroica cruzada anticomunista de España (1936-1939), la cual había recibido impulso de la anterior de México” ….  

Mientras tanto, el nuevo gobierno demócrata norteamericano con su presidente Woodrow Wilson declaró públicamente al gobierno de Huerta como indeseable, por haber rechazado dignamente el Plan de cuatro puntos propuesto y firmado por el nuevo presidente de los Estados Unidos de América y presentado al general Huerta por su enviado confidencial John Lind.

El historiador don Antonio Gibaja y Patrón escribe al respecto: “La respuesta del general Huerta repeló de una manera digna la injusta intromisión de los Estados Unidos en los asuntos muy privados de México, entendiéndose los que son respecto de la verdadera nación mexicana; pero no así en lo que se refiere a la provincia masónica (mexicana), con la que tiene mucho que ver el gobierno de los Estados Unidos, y el agente confidencial Lind, quien no solo vino a desempeñar una misión diplomática, sino a intrigar descaradamente entre los mexicanos, haciéndose amigo íntimo de los jefes de la revolución y expresando ideas ofensivas contra la sociedad mexicana, por su religión, sus usos y costumbres. El cinismo de Lind no tenía límites pues visiblemente se mofaba de los mexicanos, porque contaba con el apoyo de Woodrow Wilson en los Estados Unidos, y del Partido Liberal y de las sociedades secretas en México, que fraternizaban con él por considerarse todos hermanos” 

Woodrow Wilson menospreciando a la mayoría de los mexicanos, habló de esta manera: Los que controlan el gobierno de Huerta deben ser desposeídos de ese control. Ellos quieren el orden del viejo régimen; pero yo aseguro que ese viejo orden ha muerto para siempre. Es mi deber, según lo comprendo, ayudar en cuanto yo pueda, para que prevalezca el nuevo orden que ha de tener sus fundamentos en la libertad y los derechos humanos” Saturday Evening Post. May 23 1914. … Un tal John Lind enviado confidencial de Wilson, emprendió una guerra canallesca contra México.

El eminente historiador P. Regis Planchet, en su obra: “Persecución a las Religiosas y Señoras en la Era Carrancista” escribe: “El mismo Lind decía: “Lo malo en México es la Iglesia Católica. Se deberían clausurar las escuelas y los templos católicos para así deshacerse de aquella Iglesia” y su mujer añadía: “Hemos de barrer de México a los sacerdotes y a las religiosas”. 

Mismas palabras que se escucharían diez años después de la boca de Plutarco E. Calles cuando implantó su ofensiva criminal contra el pueblo católico mexicano y sus obispos al iniciarse la Guerra Cristera. La Casa Blanca comenzó por hostilizar a Huerta y su gobierno, con presiones a otros grupos para aislarlo, interiormente ayudando a los revolucionarios, e internacionalmente, para romper tratados con países de Europa. Ante la oposición huertista, siguieron los ataques que entonces sufrieron su gobierno y la nación entera, el mayor de todos, se concretó en el bloqueo, y posteriormente, el bombardeo del puerto de Veracruz el 21 de abril de 1914. 

Después de meses de heroica resistencia contra la primera potencia mundial, sus agentes los revolucionarios y los malos mexicanos; el general Huerta presentó su renuncia en 15 de julio de 1914. Viniendo, entonces lo peor; los jefes aparentes de la revolución Carranza, Villa y Zapata, siempre asesorados por los yanquis se dedicaron a la destrucción de la religión católica, la riqueza y la civilización en México cometiendo los horribles crímenes que la historia oficial oculta, pero que el Obispo norteamericano de Oklahoma, Mons.Francis Clement Kelley denuncia en su libro: “México, El País de los Altares Ensangrentados”. Ed. Polis, México, 1945.

Por supuesto, que la historia oficial masónica, cumpliendo con la consigna de no escribir la verdad, ha deformado los hechos de esos años (1913-1914). Ha silenciado de tal manera esa gesta de los católicos de entonces que las nuevas generaciones no se han enterado muy bien, de que nuestro país, ha sido consagrado y puesto a los pies de Cristo Rey. Que Jesucristo nos sostiene, sobre la sangre de tantos mártires que causaron la Revolución y la Guerra Cristera de los años veinte. Y el presidente que apoyó con toda la fuerza de su fe católica, la Consagración a Cristo Rey ha sido infamado con todos los defectos que la Masonería, en la historia oficial mexicana, es capaz de arrojar sobre quienes ella odia por no plegarse a sus designios, entre otros, el Gral. Huerta que se negó a aplicar al país la llamada Reforma Agraria de corte francamente comunista, y que desgraciadamente fue aplicada por los revolucionarios después de 1914; que ha hecho a México más dependiente de los Estados Unidos. 

El periodista e historiador don Luis Reed Torres en su obra: “Episodios desconocidos de México” cita la obra de don Ángel Lascuráin y Osio: “La segunda intervención americana” donde este autor relata algo del carácter del presidente Woodrow Wilson autor de la agresión a México con el desembarco de tropas yanquis en Veracruz el 21de abril de 1914, para derrocar a un presidente mexicano legítimamente constituido por la Cámara de Diputados; nada más por no querer plegarse a los designios del Destino Manifiesto angloamericano. 

El historiador Lascuráin y Osio relata: “Wilson tenía muchas ideas falsas respecto de México desde que había sido profesor en Princeton, adquiridas paulatinamente en sus lecturas respecto de la conquista española en Latinoamérica, de autores empeñados en denigrar esa obra y poner a México como un país de esclavos. En suma, Wilson se formó acerca de nuestro país un concepto completamente equivocado…. 

Además era un  protestante fanático (puritano) y odiaba todo lo que habían hecho los misioneros en México, y olvidando que en su país se había exterminado a los indios, se fingió constituirse en defensor de ellos para tener pretexto de intervenir en nuestro país” Para terminar este breve texto, voy a transcribir parte de la carta que el general Victoriano Huerta antes de su dimisión, escribió al presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson, perteneciente al Partido Demócrata y que transcribe el historiador Luis Reed. 

Carta dirigida al Congreso y a toda la nación el 15 de julio de 1914.

 “……Se consiguió, como ustedes saben, arreglar decorosamente por nuestros comisionados en Niagara Falls el fútil incidente de Tampico, y la Revolución queda en pie sostenida por quien todos sabemos…… Hay más; después de la labor altamente patriótica de nuestros representantes en Niagara Falls, hay quien diga que yo, a todo trance, busco mi personal interés y no el de la República; y como este dicho necesito destruirlo con hechos, hago formal renuncia de la Presidencia de la República.” “Debe saber la representación nacional que la República, por conducto de su gobierno, ha laborado con toda buena fe a la vez que con toda energía, puesto que ha conseguido acabar con un partido que se llama demócrata en los Estados Unidos y ha enseñado a defender un derecho” “Para ser más explícito diré a ustedes que la gestión del gobierno de la República, durante su corta vida (17 meses), ha dado golpes de muerte a un poder injusto” “Para concluir, digo que dejo la Presidencia de la República llevándome la mayor de las riquezas humanas, pues declaro que he depositado en el Banco que se llama Conciencia Universal, la honra de un puritano, al que yo, como caballero, le exhorto a que me quite esa mi propiedad.” “Dios los bendiga y a mi también”. “México, julio 15 de 1914.” “V. Huerta” …. 

He aquí, en unos cuantos párrafos, el pensamiento de un hombre patriota, enérgico y valiente, militar de carrera, sin ninguna improvisación, quien siendo secretario de Gobernación de don Pedro Lascuráin y que por renuncia de éste, ocupó interinamente la Presidencia. Poco mas tarde con la aceptación de la Cámara de Diputados de acuerdo a la facultad que le daba el artículo 82 de la Constitución vigente entonces; “El Poder Judicial, el Ejército y los gobernadores de los Estados, excepto dos (Coahuila y Sonora), reconocieron que el régimen nuevo continuaba sin interrupción el sistema de legalidad” 

Con la renuncia forzada del General Huerta se desató la violencia de los revolucionarios Carranza, Zapata y Villa, ahora sí, ya pertrechados con las armas que facilitó el gobierno yanqui, para destrozar y acabar con la riqueza que entonces habían acumulado los mexicanos en los 30 años de gobierno fuerte del General Porfirio Díaz, revolución con que ellos creían, acabar la Iglesia Católica y quitarle al Pueblo mexicano su religión. Tendrían que pasar otros 12 años de cruenta guerra civil para que el gobierno masónico y espurio de Elías Calles provocara con su persecución, a la Iglesia de Jesucristo, la siguiente y sangrienta Guerra Cristera contra el pueblo mexicano que produjo tantos mártires quienes antes de ser fusilados gritaban: 

¡VIVA CRISTO REY! 

LUIS OZDEN Año 2012.

El general Victoriano Huerta nació en el poblado, de Colotlán, Jalisco en 1845. De una familia profundamente católica, muy joven emigró a la ciudad de México donde fue inscrito en el Colegio Militar, alumno destacado en matemáticas y astronomía. En 1894 ascendió a coronel durante el gobierno de Porfirio Díaz. Participó en diversas campañas en Quintana Roo, Monterrey y el Edo. de Morelos contra Zapata. En 1911 escoltó a Porfirio Díaz a Veracruz. Cuando Madero subió a la Presidencia lo llamó para combatir al rebelde Pascual Orozco a quien derrotó. Entró en relaciones con los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz para derrocar a Madero, a quien sucedió en la Presidencia el 18 de febrero de 1913. Apoyó a los católicos en la Consagración del país a Cristo Rey del 6 al 11 de enero de 1914, lo que le costó la guerra contra él de las Logias Masónicas y del presidente W. Wilson de los Estados Unidos.

Después de una heroica resistencia de seis meses Huerta renunció a la Presidencia el 15 de julio de 1914 saliendo de país para exiliarse en Londres, de donde pasó a Barcelona, donde estuvo hasta marzo de 1915, pero por el llamado de sus partidarios residentes en Estados Unidos, viajó a ese país donde entró en contacto con agentes del gobierno alemán para recibir ayuda con que pacificar a México Detenido por el servicio de inteligencia yanqui en Nuevo México, finalmente fue llevado a la prisión militar de Fort Bliss cerca del Paso Texas. Allí fue maltratado enfermando gravemente. Tras una operación vesicular mal hecha falleció el 13 de enero de 1916. No sin antes recibir todos los auxilios espirituales de un sacerdote norteamericano, dejando testimonio de perdón para sus enemigos y pidiendo perdón a quienes había hecho agravios.

Rodeado de su familia, les pidió que sus escasos bienes personales fueran repartidos entre los pobres. Sus restos descansan en una capilla lateral de la Catedral Metropolitana, en la ciudad de México, y por deseo de su esposa no se colocó ninguna placa alusiva.  

(*) LA MASONERÍA FUNDADA POR LOS ENEMIGOS TEOLÓGICOS DE CRISTO Y LA IGLESIA CATÓLICA.



martes, 25 de agosto de 2015

EL PERÚ NO FUE UNA COLONIA SINO UN REINO MÁS DENTRO DEL IMPERIO IBÉRICO



Marco Antonio Guzmán Neyra | Facebook



Indicó Prof. Rafael Sánchez – Concha en la Maestría en Historia de la UCSP

“El Perú no fue una colonia sino un reino más dentro del imperio Español, un reino con la condición de vicerreino o virreinato. Inicialmente fue una gobernación a partir de la conquista  emprendida por Pizarro, llamado genéricamente el reino del Perú, dividido en la Nueva Castilla y la Nuevo Toledo”, así lo aclaró el historiador Rafael Sánchez – Concha.

El profesor  con especialidad en historia virreinal fue uno de los docentes de la Maestría en Historia que se imparte en la Universidad Católica San Pablo, y que se inició en marzo de este año. La maestría es una de las tres de esta condición que se imparten  en el país y la única fuera de Lima.

El ponente explicó que en la época hispánica el Perú era prácticamente la mitad del imperio español y tenía un papel sumamente protagónico por ser abastecedor de minerales, como la plata extraída de riquísimos yacimientos como el de Potosí, Huancavelica, y Hualgayoc, entre otros,  y por ser el más importante centro administrativo, del poder virreinal, del poder judicial y del poder inquisitorial de la América del Sur. La Real Audiencia de Lima, que es la base territorial del Perú actual, tenía por audiencias sufragáneas la de Quito, Charcas y Chile. “Hay que valorar esta época histórica ya que como decía Jorge Basadre: ‘el Perú se forja en el virreinato’. El  virreinato es el punto de partida de la actual nación peruana. Es allí cuando se da el proceso de mestizaje (“síntesis viviente”), el influjo ibérico y los elementos comunes con otros países iberoamericanos donde surge la cultura del barroco”, comentó el historiador.


La población indígena en la época virreinal

El historiador Sánchez – Concha aclaró también que en la época virreinal, a pesar de los obvios e innegables abusos, a los indígenas le asistían derechos y  contaban con la protección de sus curacas, además existía un funcionario virreinal llamado el protector de indios. Es en la época republicana con la llegada de Simón Bolívar, que se eliminó esta institución, sin embargo los indígenas siguieron pagando tributos hasta 1854 en el gobierno de Ramón Castilla.

“No se puede tapar el sol con un dedo, es cierto que hubo excesos, pero a diferencia de lo ocurrido en el poblamiento de la América del Norte por parte de los ingleses, los conquistadores españoles integraron a los nativos a su sistema social, político y religioso, a través de la evangelización y la hispanización. No hubo un plan de exterminio sistemático como en Norteamérica, por eso tampoco se puede decir que el Perú fue una colonia”, detalló.

Si bien el descenso demográfico de la población indígena tuvo como una de sus causas la guerra de conquista, también hubo otros factores mucho más importantes como las enfermedades que llegaron previamente al tercer y definitivo viaje de Pizarro de 1532, a los cambios del patrón de vida y al mestizaje.

La religión tuvo un papel importante en esta etapa de la historia. La conquista fue asumida como una cruzada como una proyección de la reconquista española, por ello la cristianización fue muy fuerte. L religión formó parte de la política mediante el imaginario social conocido como el cuerpo místico de la República, que es Estado, Iglesia y Sociedad.

El protagonismo de Arequipa

En la época virreinal, Arequipa tuvo especial protagonismo. Arequipa se constituyó sobre las bases del Contisuyo en las primeras décadas del siglo XVI. A decir del historiador, su valor también está en su vocación por la intelectualidad, en sus grandes hombres y autores como Ventura Travada y Córdoba, los visitadores de los Collaguas, y el trabajo evangelizador de los Franciscanos, con su magnífico convento de La Recoleta.

En Arequipa también se produjo una fuerte concentración de la república de españoles (peninsulares y criollos). Destacó en el virreinato por su religiosidad, a través de las múltiples vocaciones de santidad como el de la Beata Sor Ana de los Ángeles Monteagudo, el hermano jesuita Gonzalo Báez, Sor Juana de San José Arias y el indígena juandediano Ignacio de la orden de San Juan de Dios, que se santificó en el hospital de su congregación en la ciudad blanca.

La vocación conventual de la ciudad se puede apreciar hasta la actualidad en monasterios como Santa Catalina, Santa Teresa, Santa Rosa, entre otros.


Vídeo de presentación
El historiador y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Rafael Sánchez-Concha Barrios, nos habla de su último libro "Miradas al Perú histórico. Notas sobre el pasado peruano" (Lima: Ed. San Marcos, 2012).

 LIBRO

miércoles, 12 de agosto de 2015

BRUTALIDAD COMUNISTA : DEMONIOCRACIA UNIVERSAL


A los ojos , ciegos 
A los oídos , sordos
A los cerebros , luz

Marco Antonio Guzmán Neyra | Facebook


El 6 de mayo de 1941 Iósif Stalin fue nombrado presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética; tres días después son impartidas OCULTAMENTE las instrucciones por el Komintern (la internacional comunista), que revelan el plan comunista ruso PARA APODERARSE DEL MUNDO en un futuro próximo; plan que vemos cumplirse ante nuestros ojos hoy en día en cualquier parte de la tierra, con Putin a la cabeza de los BRICS (¿qué país no es gobernado hoy por el comunismo, la social democracia, la democracia cristiana, los partidos verdes etc.?; todos en esencia de ideología marxista).
Los acuerdos de Yalta o INICIO DE LA GUERRA FRÍA, BASE PARA EL NUEVO ORDEN MUNDIAL, son un texto EXOTÉRICO “pro pópulo” de carácter político internacional. Elaborados por los títeres de la JUDEO-MASONERÍA-MARXISTA.
 brutalidad comunista
Estos títeres se reunieron en Yalta en 1945, para reglamentar el futuro del mundo; estos acuerdos entre la demoniocracia y el comunismo (según Monseñor de Segur, la democracia no es el gobierno del pueblo, sino del demonio) se transformaron en un arma política, que llevó a la aniquilación de la Europa Católica y fue el trampolín para expandir el comunismo de manera global. Hoy en día la socialdemocracia tiene como modelo lo firmado en Yalta.
Los gobiernos DEMONOCRÁTICOS SOCIALISTAS son afines al poder Judío capitalista; no “PRIVATIZAN”, pero son leales a las directivas judeo-masónicas, dejando en sus manos la enseñanza, la cultura, el arte, el deporte y, sobre, todo los medios de comunicación social (Mass Media).
Ha llegado el momento de dar pasos decisivos hacia la revolución mundial, pero ésta debe presentarse como una serie de medidas PARA LOGRAR DEMOCRACIA EFECTIVA.
Yugoslavia recogía los primeros frutos de las instrucciones de la Internacional Comunista llevando un acuerdo para unir los gobiernos monárquico y comunista. He aquí los puntos principales, tomados de lo que publicó en 1948 el “Kommunist”, órgano oficial del comité central comunista yugoslavo:
“Mientras toma el mando en las naciones donde está preparándose la revolución, el partido comunista cuidará de mantener buenas relaciones con círculos patrióticos y religiosos. Siempre que fuere necesario, aceptará que representantes de la Iglesia coadyuven a la revolución, la fuerza numérica de tales elementos determinará más adelante la proporción en que haya de irse eliminando la influencia de la Iglesia”.
En seguida habla del nuevo orden mundial:
“Apenas se apodere del mando, el comité central procederá a establecer un nuevo gobierno. Es preciso que este gobierno represente vastos sectores de la masa popular y que parezca democrático. A LOS OPOSITORES DEL NUEVO RÉGIMEN SE LES DESCARTARÁ LO ANTES POSIBLE, pero en forma democrática, o sea, haciendo que los juzgue un tribunal de los pueblos.
corte internacional de justicia
Habrá siempre en ese tribunal un miembro activo del partido y dos secretos. A quienes traicionen al partido se les eliminará sin fórmula de juicio, la pena que corresponde es la muerte.
La locución de la clase enemiga comprende la clase de grupos siguientes: miembros de agrupaciones nacionalistas, religiosas, sacerdotes, oficiales, policías, diplomáticos y empleados públicos que se nieguen a ponerse de parte de las fuerzas revolucionarias; todo individuo que se sepa que se opuso a la revolución”.
La ordenada precisión, la inigualable falacia, la brutalidad y el cinismo de este plan oficial para la traición interior de las naciones y su conquista, hablan por sí solos. Lo han puesto y lo siguen poniendo en práctica como en Venezuela, Cuba etc.
Con la APOSTASÍA DEL CLERO y la ENAJENACIÓN DE LA GENTE (¡servum pecus!), que no entiende ni una jota de la revolución, conceden primacía a lo material (COMIDA Y AGUA) DONDE NO ASUSTAN NI LAS INSTRUCCIONES DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA Y LOS ACUERDOS DE YALTA, porque ni siquiera se conocen, siendo testigos del solve de las naciones, familias e individuos Católicos, y presenciando el coagula de la social-democracia-cristiana, con Francisco a la cabeza, que no actúa como Vicario de Cristo, sino como líder subversivo de la DEMONIOCRACIA UNIVERSAL.
No se limita el comunismo marxista a adueñarse de la propiedad, se adueñan también de la gente.
Y esto es lo que le atañe a usted directamente, mucho más que la comida y el agua.
Fuente : Radio Cristiandad / Esteban P. Sánchez Malagón



domingo, 9 de agosto de 2015

UN PRESIDENTE CATÓLICO EJEMPLAR ASESINADO


Marco Antonio Guzmán Neyra | Facebook



El católico práctico
1.- Todo para el pueblo y por la Iglesia; quien busca ante todo el reino de Dios, obtiene el resto por añadidura.
2.- Soy un hijo de la Iglesia, y debo someterme a su divino magisterio; respeto también profundamente a las almas piadosas, cuyo juicio es tanto más seguro, cuanto más se aproximan a Dios en la oración.

3.- La civilización moderna, creada por el catolicismo, degenera y bastardea a medida que se aparta de los principios católicos; y a esta causa se debe la progresiva y común debilidad de los caracteres, que puede llamarse la enfermedad endémica del siglo.

4.- Entre el pueblo arrodillado al pie del altar del Dios verdadero, y los enemigos de la religión que profesamos, es necesario levantar un muro de defensa.
5.- Pues que tenemos la dicha de ser católicos, seámoslo lógica y abiertamente, seámoslo en nuestra vida privada y en nuestra existencia política, y confirmemos la verdad de nuestros sentimientos y de nuestras palabras con el testimonio público de nuestras obras.

6.- No perdáis jamás de vista, legisladores, que todos nuestros pequeños adelantos serían efímeros e infructuosos, si no hubiéramos fundado el orden social de nuestra República sobre la roca, siempre combatida y siempre vencedora, de la Iglesia Católica.

7.- La incredulidad muere antes que el hombre.
8.- El derecho más elevado y precioso de los ecuatorianos, es el derecho de su conciencia y de su fe religiosa.
9.- La libertad debe consolidarse sobre la moral, buscando para esto la religión como garantía, y clero ilustrado y virtuoso como maestro por la palabra y el ejemplo.
10.- Si para gobernar la República fuese necesario traspasar los mandamientos de la Iglesia, hoy mismo me retiraría a la vida privada.
11.- Una violación tan completa de la justicia contra el Augusto Jefe de la Iglesia católica no puede ser mirada con indiferencia por los gobiernos republicanos de la América libre.
12.- No espero que las repúblicas hermanas respondan a nuestra invitación de protestar contra la sacrílega y mil veces infame ocupación de Roma. Empero, ¿qué importa esto? Dios no tiene necesidad ni de nosotros, ni de nada para cumplir sus promesas, y Él las cumplirá, a despecho del infierno y de sus satélites los francmasones, que por medio de los gobernantes son más o menos dueños de toda la América, a excepción de nuestra Patria.
13.- Si el último de los ecuatorianos hubiese sido vejado en su persona o en sus bienes por el más poderoso de los gobiernos, habríamos protestado altamente contra este abuso de fuerza, como el único medio que les queda a los Estados pequeños para no autorizar la injusticia con la humillante complicidad del silencio. No podía, pues, callar cuando la usurpación del dominio temporal de la Santa Sede y la consiguiente destrucción de su libertad e independencia en el ejercicio de su misión divina, habían violado el derecho, no de uno, sino de todos los ecuatorianos, y el derecho más elevado y más precioso, el derecho de su conciencia y de su fe religiosa.
El cristiano
El estadista católico

14.- No se hace el bien sino por la fuerza; he ahí porque la fuerza ha de estar al servicio del derecho.

15.- Un jefe de Estado debe vivir para trabajar, no para engordar.
16.- El mal de este siglo es no saber decir que no. Vosotros solicitáis este empleo como un favor, y yo os digo: el hombre para el empleo, y no el empleo para el hombre.
17.- No es lícito al hombre que ama a su Patria y respeta los deberes que Dios nos ha impuesto, preferir las conveniencias del egoísmo a las exigencias legítimas de la Sociedad en que hemos nacido.
18.- Un pueblo sin unión es un cuerpo compuesto de miembros separados, que no pueden caminar sin disolverse.
19.- La unión hace de algunos individuos, una familia; de varias familias, un pueblo y de muchos pueblos, una nación; fuerte por no estar dividida, poderosa por ser fuerte, y valiente por ser poderosa.
20.- El Gobierno debe ser la Ley en acción, la fuerza reguladora de la sociedad, la personificación de la Justicia.

21.- Sin Gobierno vigoroso el país estará sin cesar expuesto a los pérfidos ataques de los que medran en el desorden, y marchará de crisis en crisis hasta perecer devorado por la anarquía.

22.- El pueblo calla, deja obrar y escucha; pero no olvida ni perdona: su juicio y su sentencia son infalibles.
23.- Del Tesoro no debe salir ni un centavo para gastos que no sean legales.
24.- En los momentos de crisis es más fácil indicar los remedios que aplicarlos.
25.- No acostumbro quejarme de los obstáculos, sin los cuales no hay mérito ni gloria, pero no me resigno a dejar el país sin las mejoras que necesita por falta de dinero.
26.- El prepararse con tiempo para la guerra es el único medio de evitarla: si nos ven débiles nos atacarán sin falta y alevosamente.

27.- En aritmética, nada de elocuencia, sino números; en filosofía y en política, nada de habladurías, sino razones.

28.- El sacerdote enseña la verdad, el soldado la guarda, el magistrado la venga.
29.- Sólo los cobardes prefieren la traición a la guerra, la intriga al combate y la infamia al peligro.
30.- Mi ambición se limita a ser útil a la Patria, y prefiero el puesto más humilde cuando en él puedo servir con algún provecho.
31.- Sin la moral el orden no es más que tregua o cansancio, y fuera de ella, la libertad es engaño y quimera.
32.- El Ecuador, libre e independiente, antes que deshonrarse preferiría ser exterminado por la lava asoladora de sus volcanes o hundirse en las aguas del Océano.
33.- Si salgo vivo del cuartel que voy a sublevar, ya podéis contar con la victoria.
34.- Bajaré del solio, al terminar el período constitucional, con el honor de haber trabajado sin descanso en bien de todos.

35.- Dos objetos principales son los que he tenido en mira en el proyecto de Constitución (la de 1869): el primero, poner en armonía nuestras instituciones políticas con nuestras creencias religiosas; y el segundo, investir a la autoridad pública de la fuerza suficiente para resistir los embates de la anarquía.

36.- Corramos a las armas para defender el honor y la nacionalidad de la Patria. Unión, firmeza y valor: he aquí lo que ella reclama de nosotros.
37.- Para poner al Ejército en aptitud de desempeñar su doble y gloriosa misión de conservar el orden y defender la independencia de la Patria, es necesario aumentar su fuerza, proveerlo del armamento moderno y formar un colegio militar.

38.- Hay en tantas Leyes Fundamentales la solemne declaración de la soberanía del pueblo; y sin embargo el pueblo es un soberano coronado de espinas, cubierto de púrpura burlesca, y herido y afrentado por los sayones que le atormentan.

39.- La cobardía se hermana muy bien con la venalidad, el miedo con el deshonor y el temor con la bajeza.
40.- En política y en amistad la falsía es intolerable.
41.- No es posible manejar el polvo sin ensuciarse las manos.
42.- Arréglese la Hacienda Pública sobre la triple base de la probidad, la economía y el crédito nacional.
43.- Los mayores enemigos de nuestra independencia son la licencia, la demagogia y la anarquía.
44.- Las víctimas de la miseria son los instrumentos de la anarquía.
45.- A mí me llaman atolondrado y loco porque el pueblo, habituado a leer mil proyectos escritos, sin verlos jamás realizados, solo ve en mis actos la presteza y rapidez de la ejecución, y no pone en cuenta la lentitud y madurez del consejo que precede a mis resoluciones.
46.- Yo pienso bien las cosas antes de hacerlas; mas una vez pensadas, no doy tregua a la mano, ni desisto hasta no haberlas cuanto antes concluido; este es mi atolondramiento y locura.
47.- La hipocresía consiste en obrar de otro modo que se piensa. Los verdaderos hipócritas son los liberales, que tienen fe y que, por respetos humanos, no se atreven a demostrarla en la práctica.
El gobernante
Impartir Justicia
48.- Tenemos bastantes asesinos en el Ecuador, sin que vuelva este. Usted se lamenta de la suerte de los verdugos; yo tengo compasión de las víctimas.
49.- La buena fe y la justicia son la única política digna, conciliadora y segura.

50.- La paz resulta de la satisfacción y tranquilidad de los ánimos, y del orden fundado en la libertad sin restricción para todo y para todos, menos para el mal y para los malhechores.

51.- La libertad para los hombres leales no es un grito de guerra y exterminio, sino el medio de desarrollo más fecundo y poderoso para la sociedad y el individuo, cuando en ellos hay moral, justicia en las leyes y probidad en el gobierno.
52.- La justa represión de los criminales es la mejor salvaguardia de la sociedad.
53.- La impunidad del crimen es el mejor aliciente para la perpetración de nuevos y peores atentados.
54.- Podemos y debemos perdonar las ofensas personales, pero ni podemos ni debemos olvidar que responderemos ante Dios y la sociedad, de los crímenes que se cometan por nuestra falta de rectitud.
55.- Sin rectitud en los jueces no hay justicia, y sin justicia la sociedad es imposible.
56.- No hay libertad donde no hay justicia.

57.- La igualdad debe ser la supresión de la injusticia en el orden social, y no la supremacía del fango y el poderío del crimen sobre las clases honradas y laboriosas.

58.- El hombre corrompido jamás puede ser libre.
59.- El patíbulo del malvado será la garantía del hombre de bien.
60.- Los vencidos por el valor, lo serán otra vez por la clemencia. Al arrepentimiento le amparará la generosidad.
61.- Mi carácter naturalmente me impelía a abrazar la causa del débil y del inocente; porque me indigna la opresión donde quiera que la mire, y detesto la dureza bárbara de los que se muestran indiferentes entre la víctima y el verdugo.
62.- Cuando la fuerza oprime en lo presente, la justicia se reserva el porvenir.

63.- La compasión con los criminales es la mayor crueldad contra los ciudadanos honrados y pacíficos.

64.- La facultad de perdonar es el más hermoso atributo del Poder.
65.- El deber de los magistrados es prevenir el crimen antes que castigarlo, porque es más fácil detener el brazo que curar el golpe.
66.- El legislador y el magistrado no pueden impunemente hacer el mal o dejar de hacer el bien; porque el día de la responsabilidad, aunque se haga esperar, al fin llega.
67.- La rectitud de la conciencia es incompleta, cuando falta rectitud en las ideas; y ésta no existe, cuando las ilusiones y los sofismas ocupan el lugar de la justicia y de la experiencia.
68.- Más perjudica un traidor a la espalda que cien enemigos de frente.

69.- No tengo flexibilidad, porque nada es más inflexible que la convicción y el sentimiento del deber, al cual me he acostumbrado a seguir sacrificando toda especie de interés, inclusive el de la gloria humana.

70.- Mi divisa será siempre: “Fiat justitia, et ruat cælum” (Hágase justicia, aunque se hunda el firmamento).
Objetos personales
El cumplimiento del deber
71.- Haz lo que debes, suceda lo que quiera.
72.- Cada vez que encuentro un hombre honrado, me alegro más que si hubiera hallado un tesoro.

73.- Mucho temo que el pueblo se halle herido de la enfermedad endémica del siglo, la debilidad de carácter; mucho temo que una persecución violenta no halle entre nosotros muchos mártires. Es indispensable levantar de algún modo el espíritu de los ecuatorianos.

74.- Mejor que escribir la historia es hacerla.
75.- A mí no me abaten sino los males irreparables que nos vienen de las manos de Dios; los que vienen de parte de los hombres me irritan y no me vencen.
76.- O hemos debido guardar silencio, sin meternos a censores; o hemos debido estar resueltos a apoyar con obras la sinceridad de nuestra censura.
77.- La desesperación es el mayor de los enemigos del hombre.
78.- El desaliento es tan peligroso como la desesperación, y tiene el malísimo resultado de quitar gradualmente las fuerzas del alma y del cuerpo, entorpeciendo las facultades de la una, y minando la salud del otro.

79.- El verdadero modo de resignarse no consiste en perder el ánimo y entregarse desfallecido a los rigores de la suerte, sino en conservar la serenidad del espíritu en medio de los sufrimientos, resistiendo con valor los trabajos sin inclinar la frente y poniendo nuestras esperanzas más allá de la vida, no por consejo de la melancolía, sino por impulso de la fe.

80.- Quiero caminar siempre con un objeto: conocer el fin a que me dirijo; y poco importa después que la senda que haya que recorrer esté sembrada de espinas y cruzada de peligros.
81.- La integridad sin firmeza es como color sin cuerpo.
82.- Si soy severo, inflexible conmigo, es para tener el derecho de serlo con los demás en los asuntos de justicia o de utilidad general.

83.- No me es posible nada a medias; mi carácter me lo impide.

84.- El valor es omnipotente, cuando el honor recibe su brío de la justicia, su espada y su ímpetu del patriotismo.
85.- ¡Soldados, os mando que marchéis a la victoria!

Educación y Formación de la juventud

86.- Aquí está mi hijo; tiene seis años; y lo que deseo es que hagáis de él un buen cristiano. La ciencia y la virtud harán de él un buen ciudadano. No tengáis consideración con él, os lo ruego; y si merece castigo, no miréis en él al hijo del Presidente de la República, sino un escolar cualquiera a quien es preciso enderezar.

87.- Es imposible el progreso cuando en brazos de la ignorancia yace adormecida la inteligencia, y cuando doctrinas desorganizadoras van relajando los vínculos de la moral y apagando rápidamente la brillante antorcha de la fe religiosa.
88.- La instrucción pública es condición esencial de la civilización y de la libertad del país.
89.- El trabajo y la instrucción, apoyados en la práctica de las virtudes cristianas, arrancarán a la corrupción las víctimas que le preparan en toda sociedad el ocio y la miseria.
90.- Sin la educación cristiana de las generaciones nacientes, la sociedad perecerá ahogada por la barbarie.
91.- Si los colegios han de ser buenos, dando garantías de la moralidad y aprovechamiento de los alumnos, es necesario no omitir gastos para que sean lo que deben ser; pero si han de ser malos, es mejor no tenerlos, porque la mayor calamidad para la Nación es que la juventud pierda sus mejores años en pervertirse en el ocio o en adquirir con un estéril trabajo las nociones incompletas, inútiles o falsas que se transmiten en los malos colegios.
92.- En ninguna forma de gobierno es tan importante la instrucción como en la democrática; porque, si el pueblo es corrompido, su soberanía es la omnipotencia del mal, y si es ignorante, su libertad es una quimera peligrosa, es la libertad de un ciego que camina a la ventura al borde del abismo.
El mártir
93.- ¡Qué dicha y que gloria para mí, si pudiese derramar mi sangre por Jesucristo y su Iglesia!

94.- La injuria, este es mi sueldo; si mis enemigos me atacaran por algún crimen que yo hubiese cometido, les pediría perdón, y trataría de enmendarme; pero se conjuran contra mí, porque amo de veras a mi Patria; porque trato de salvar su tesoro más preciado, la fe; porque soy y me muestro hijo sumiso de la Iglesia. No debo, pues, contestarles otra cosa que ¡Dios no muere!

95.- Los enemigos de Dios y de la Iglesia podrán matarme; pero ¡Dios no muere!
96.- Voy a ser asesinado. Soy dichoso de morir por la Santa Fe. Nos veremos en el cielo.
97.- Suceda lo que Dios quiera; yo me pongo en sus manos con todo y para todo.
98.- Por el bien de mi país haré hasta el sacrificio de mi vida en caso necesario; pero jamás sacrificaré mi dignidad y mi reputación, sin la cual nadie puede servir útilmente a su patria.
99.- En adelante, a los que corrompe el oro, los reprimirá el plomo; al crimen seguirá el castigo; a los peligros que hoy corre el orden, sucederá la calma que tanto deseáis; y si para conseguirlo es necesario sacrificar mi vida, pronto estoy a inmolarme por vuestro reposo y vuestra felicidad.

100.- ¡Dios no muere!

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Fuente
Un homenaje de Radio Cristiandad a los 140 años de la muerte de Gabriel Garcia Moreno.