Nunca vamos a comprobar o
entender exactamente cuánto daño espiritual como material y social han
perpetrado las fuerzas judeo-masónicas de la fatídica independencia latinoamericana , como
desastre histórico contra la hispanidad en América
conquistada como acervo divino fue para ampliar el reino de Cristo por la fe
católica , todo eso se vino abajo por los humos
franceses de rebelión de lucifer maquinada desde la gran logia de Inglaterra, fundada su infernal sociedad para los
hechos deseados por el judaísmo de tiempos antiguos
apostólicos de perseguir a la Iglesia soberana y militante …por desgracia estas
serpientes aún están vivas y activas mordiendo
e inoculando su jacobino veneno a todo ser viviente que mira la Cruz salvadora.
Estos miserables hombres impíos
no hubieran podido hacer rebelión en absoluto sino fuera por la traición de unos
cuantos pocos por granjearse de algunas monedas de la bolsa del Iscariote en
todos los tiempos a costa de perder sus almas. Uno de esos lacayos fue el masón:
Francisco de Paula González Vigil, quiero asentar en un punto sobre
este personaje eclesiástico pero traidor
a Cristo y a su Iglesia, aprovechando la coyuntura política de esa época, se
fue a engruesar las filas de la masonería
peruana y conspirar contra el régimen establecido por Dios, teniendo aunque
sin abandonar del todo la política coyuntural, Vigil, como liberal radical,
se consagró al estudio y la defensa de las doctrinas regalistas (derechos y prerrogativas del Estado frente a la
Iglesia). Propugnando la autonomía del
Estado y la sociedad civil
respecto a la Iglesia, se abocó en
escribir un libro sobre la defensa de la autoridad del gobierno y los obispos contra la pretensión de la curia
romana.
Poco después publicó
su monumental estudio titulado Defensa de la autoridad de los gobiernos
contra las pretensiones de la curia romana (1848-1849, 6 tomos), cuya
segunda parte salió a luz algunos años después: Defensa de la autoridad
de los obispos contra las pretensiones de la curia romana (en 4 tomos,
1856). En total suma casi 5.000 páginas, una de las más vastas empresas
bibliográficas que autor alguno haya llevado a cabo de manera orgánica.
El obispo de Colombia, Manuel José Mosquera, denunció la
obra ante la Santa Sede y Vigil fue excomulgado por Pío IX el 10
de junio de 1851. Pero Vigil nunca se retractó y al contrario prosiguió
con fanatismo su labor, escribiendo una Carta al Papa (1851),
donde negó la infalibilidad del Sumo Pontífice en asuntos de doctrina
y defendió la existencia de iglesias nacionales supeditadas a la autoridad
civil. Ello le valió otras dos bulas de condenación papales: la del 2 de
marzo de 1853 y la del 8 de diciembre de 1854.
Al mismo tiempo sostuvo polémicas periodísticas con los
defensores del catolicismo tradicional, entre ellos el sacerdote catalán Pedro
Gual, el obispo de Arequipa José Sebastián de Goyeneche y Barreda, el
deán Juan Gualberto Valdivia y el célebre Bartolomé Herrera.(fig. izq.)
Este enfrentamiento con
las autoridades de la Iglesia Católica no fue obstáculo para que el pueblo tacneño le renovara su
confianza reeligiéndolo como su representante parlamentario en las legislaturas
de 1851 y 1853, así como en la Convención Nacional de 1855-1857. Pero
asistió a muy pocas sesiones. En 1866 fue elegido senador, pero se negó a
asumir esta representación, sin duda por cansancio y mala salud. En total,
llegó a ser elegido ocho veces diputado y un senador.
No obstante, nunca decayó su deseo de servir a la patria "trabajando del modo que podía".
A pesar de su precaria salud,
tuvo una larga vida, algo que no era común en aquellos años. Murió a la edad de
82 años, y fue enterrado el 11 de
junio de 1875.
Como
González Vigil era un excomulgado impenitente, pues rechazó el perdón del obispo de Arequipa, ninguna
iglesia en Lima quiso recibir sus restos, pues como lo especificaban las normas
y leyes de la Santa Iglesia. Pero el
presidente Manuel Pardo liberal
y masón
decretó duelo nacional el día del entierro y ordenó que le diesen sepultura en
el Cementerio General de Lima (aunque Vigil había escogido la isla San Lorenzo como su última
morada). A pesar de ser el peruano un pueblo devotamente católico pero indocto
de las disciplinas divinas que exigen la
propia fe con respecto a los que incurren en herejía, no tuvo reparos en
rendirle homenaje, arremolinándose
hasta hacer colapsar un balcón. En hombros de la gente del pueblo fue llevado
hasta el camposanto.
En 1975 la Santa Sede absurdamente levantó su excomunión como si esto pudiera liberarlo de las penas eternas,
pues lo que la Iglesia decreta a perpetuidad es definitivo, el pobre clérigo desgraciado
está en el poder de las sombras infernales sufriendo todas las torturas agujeantes
de su apostasía personal CONTRA
CRISTO Y SU GREY. Entonces el gobierno peruano ordenó la inhumación de sus restos
del cementerio de Lima y su traslado a
Tacna. Sea como sea las autoridades liberales cables influyentes en el
servicio público infiltrados en el seno de la Nación nunca podrán liberarlo de las
Sentencias Divinas, nadie puede, ahora ni nunca. Condenado está y para
siempre.
Nadie se burla de Dios, dice el
anheloso apóstol, sin embargo no
podemos negar que ha logrado endulzar las mentes de los “logios luciferinos
como él” como Manuel Gonzales Prada, masón, otros personajes como Basadre,
Jorge Guillermo Leguía, el Gral. Domingo Nieto que lo tildaron de “bueno”, por
último menos amablemente lo ha tratado el historiador
jesuita Rubén Vargas Ugarte (foto izq.): "El estilo
farragoso e indigesto ha sepultado en el olvido sus libros. No había de
sobrevivir y el tiempo lo ha confirmado". Como
dicen que las malas obras de los hombres se pierden o desaparecen en la lejanía
del tiempo.
Ave Maria gratia plena...salvanos de las logias de lucifer, amén.